Redacción
Escribir de narcotráfico en México es como escribir un cuento de ficción, porque muchas de las historias, producto de la guerra entre los grupos de la delincuencia organizada, parecen sacadas de una película.
El titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Genaro García Luna, considerado intocable y “funcionario consentido” de Felipe Calderón, mantuvo en su círculo más cercano a numerosos funcionarios acusados de tener vínculos con el narcotráfico, en particular con El Mayo Zambada.
Una investigación realizada en 2008 por agentes inconformes con la unificación policiaca asegura en una carta enviada al Congreso de la Unión que en octubre pasado numerosos hombres armados interceptaron al funcionario en carretera y desarmaron a los miembros de su escolta mientras un alto capo le advertía: “Este es el primero y último aviso para que sepas que sí podemos llegar a ti si no cumples con lo pactado…”. El documento agrega que, entonces, el funcionario se retiró del lugar durante cuatro horas para negociar con el capo…
La misiva que llegó a manos de los legisladores agrega que los miembros de la escolta de García Luna, por órdenes “del alto capo de las drogas”, fueron despojados de sus armas y permanecieron con los ojos vendados durante “aproximadamente cuatro horas”.
Los agentes que conocieron el hecho, y cuyos nombres se omiten por temor a represalias, sostienen en el documento que aquella voz “del alto capo” le dijo a García Luna:
Este es el primero y último aviso para que sepas que sí podemos llegar a ti si no cumples con lo pactado.
Según Proceso, se asegura en el escrito que, después de esas palabras del capo, García Luna se retiró “abandonando a sus escoltas a su suerte, sin saber la dirección que tomó y lo que hizo durante esas cuatro largas horas, tiempo en que pudo entrevistarse en un lugar más cómodo y distinto al que fueron los supuestos hechos”.
Y, en otro punto, la carta señala:
No debe pasar desapercibido que el secretario funcionario en cuestión es un experto actor del engaño, pues debe recordarse que en fechas pasadas elaboró un circo en torno a un secuestro en el que estuvo supuestamente involucrada una mujer francesa en el poblado del Ajusco, D.F., donde citó a un medio televisivo de comunicación masiva, y (…) pudo manipular a toda su escolta haciéndoles creer que lo sucedido fue un amedrentamiento (levantón) por parte de algún capo de la droga, y lo que en realidad sucedió fue una cita concertada con ese supuesto capo.
Por otra parte, este martes el narco mexicano Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, que cumple una pena de prisión en Estados Unidos, aseguró que el capo de la droga Arturo Beltrán Leyva secuestró al exsecretario de Seguridad Pública mexicano, Genaro García Luna, porque este no contestaba sus llamadas en un momento que parecía tomar partido por la facción de Joaquín “El Chapo” Guzmán durante una guerra interna del clan de Sinaloa, informó EFE.
De acuerdo con la agencia informativa, “El Grande”, testigo de la Fiscalía durante el juicio por narcotráfico contra García Luna que arrancó ayer en un tribunal federal en Nueva York, aseguró que en medio de la guerra que estalló entre las distintas facciones del todopoderoso clan de Sinaloa en México en 2008, García Luna parecía beneficiar más al grupo de “El Chapo” en detrimento del clan de los Leyva.
“Tenía una participación muy importante”, aseguró “El Grande” sobre el papel que desempeñaba García Luna en la estructura del Cartel de Sinaloa.
Villarreal Barragán, un expolicía que se ganó su apodo porque rebasa los dos metros de altura, dijo que tuvo varias reuniones con García Luna cuando estuvo al frente de la AFI y que estuvo presente en varias ocasiones en las que se le entregaron sobornos. El capo dijo que Arturo Beltrán, antiguo socio del Cartel de Sinaloa y después líder del Cartel de los Beltrán Leyva, era quien le entregaba el dinero al exfuncionario. “Los pagos crecieron conforme creció el cartel y sin ese apoyo hubiese sido prácticamente imposible”, comentó en el primer día del juicio, de acuerdo con medios internacionales.
Según “El Grande”, los operativos contra la gente de los Beltrán Leyva eran continuos, mientras que “eran mínimos” contra el grupo de “El Chapo”.
La guerra entre el clan de “El Chapo” e Ismael “El Mayo” Zambada contra el de los hermanos Beltrán Leyva comenzó después de la detención en México de Alfredo Beltrán, que según «El Grande» fue fruto de una traición dentro del cartel.