Adriana Rodríguez / Redes Ciudadanas.
Sucedió en el 2012 y la noticia le dio la vuelta al mundo. Las autoridades municipales encabezadas entonces por Héctor “Teto” Murguía mandaron a limpiar 100 esculturas de bronce ubicadas en varias partes de la ciudad.
Eran tiempos en los que los recursos públicos eran escasos, debido a que Ciudad Juárez apenas terminaba su Guerra contra el Narco que le dejó miles de muertos, y el dinero público se había utilizado para combatior la inseguridad y a la delincuencia organizada.
Empleados de la Dirección de Cultura de Ciudad Juárez se sorprendieron cuando les entregaron el material para limpiar las esculturas; eran cajas con salsas Valentina.
El director de la Dirección de Cultura era Teodoro Montes Solórzano. Cuando varios ciudadanos se dieron cuenta de cómo los empleados municipales limpiaban los monumentos, tuvo que dar declaraciones a la prensa local, nacional e internacional.
El caso tomó notoriedad tras la explicación del funcionario.
“En esas estábamos, limpiando, cuando un accidente fortuito nos vino a alivianar, ya que empleados municipales descubrieron por accidente que los componentes de la salsa dejan los monumentos brillosos y con una cubierta que los protege hasta por tres meses”, dijo en unas de las entrevistas.
Antes del “accidente”, dijo que se ocupada de cinco personas y tres kilos de pasta especial para limpiar un monumento, pero bastaba con utilizar dos litros de la salsa para sacarle brillo a la escultura más imponente de la frontera, que llega a medir cinco metros.
“El bronce es susceptible al uso de la sala Valentina, tiene algunos químicos que al ponerlos encima de las esculturas les da un brillo espectacular y además evita la corrosión. Los trabajadores de mantenimiento revisaron después de la aplicación las estatuas y nos dijeron que no hubo problemas secundarios, así que avisamos a los superiores y optamos por empezar a usar este picante como lustrador y por su efectividad”, explicó a reporteros.
Ciudad Juárez no tenía recursos económicos, o si los tenía, la mayor parte de ellos se habían ido en el gasto corriente y en seguridad.
“Además nos ahorramos una buena cantidad del presupuesto, por ejemplo; un kilo de limpiador de bronce rebasa los 170 pesos, en cambio un litro de salsa Valentina a granel nos cuesta 30 pesos y cubre más que el Brazo, el esfuerzo es menos, alcanza para más y le deja una capa protectora que hace que el monumento aguante los climas fuertes de aquí como el calor, el frío y las lluvias”, finalizó.