Hoy nos encontramos inmersos en una disputa en donde el principal argumento es el odio y la intolerancia de quienes practican la política, pero hay que tener cuidado, porque ese odio y esa intolerancia empieza a reflejarse en otras actividades de la sociedad mexicana.
Ciudad Juárez. – Editorializar sobre el tema del presidente de la república y su manera de gobernar es complicado, porque si hablas a favor eres un chairo, y si hablas en contra eres un traidor a la patria, y todo como resultado de la intolerancia en la que hemos caído como consecuencia del discurso violento en el que nos han sumergidos a todos los mexicanos, y que, desde mi juicio, y debo aclarar que ni soy sociólogo, ni antropólogo, ya se ve reflejado en otras actividades del quehacer social de nuestro país.
Pareciera que la alternativa de pensamiento está limitada a dos corrientes; la izquierda, que desde mi punto de vista dista mucho de serlo, y la oposición, sin permitir un término medio, en el que sin duda muchos nos pudiéramos encontrar, porque finalmente la disputa entre López Obrador, a través de Morena, y sus opositores, no es más que una lucha de poder, en donde pareciera que lo que menos importa es el beneficio de la nación, y en donde lo más importante es establecer una superioridad mediática que, en ambos caso, se refleje en el próximo proceso electoral mediante la generación de una percepción colectiva utilizando para ello estrategias de mercadotecnia política por conducto de sus asesores, que de ninguna manera son gratis, y créame que no cobran unos cuantos pesos.
En ambos casos, Morena y la oposición, recurren a la falta de interés de las mayorías por documentarse, y que les permita, a través de la información, tener elementos de opinión que permitan al colectivo contar con una idea mucho más clara de lo que realmente está en conflicto.
Es claro que AMLO y Morena utilizan la inconformidad de millones de mexicanos para exacerbar los ánimos a través de calificativos como “vende patrias”, “anti patriotas”, fifís, corruptos, y muchos más que a diario escuchamos en el discurso, del ejecutivo y de los propios legisladores, como una estrategia bien definida para alimentar esa inconformidad en el mayor número de ciudadanos y, con ello, acrecentar o conservar su nicho político.
Mientras que, por el bando opuesto, los priistas, panistas y demás miembros de otros partidos satélites, son conducidos con el único interés de colocar obstáculos en la manera de gobernar de sus contrarios, pero no llevados por un interés real del progreso de la nación, y, por ende, no en un interés de mejorar el nivel de vida de la población.
Pero también hay quienes no somos ni de unos ni de otros, a sabiendas de que esta es una lucha de poder al más puro estilo mexicano, sin importar el grueso de la población, y que en ambos casos, lo que menos les interesa es mejorar las condiciones de vida de la población, y que por el contrario, se promueve la pobreza como un mercado cautivo que aprovechan al momento de cualquier proceso electoral, y sino para que cree usted que son los programas asistencialistas, como los de las becas y pensiones que se entregan periódicamente?.
Sobra retomar todos los programas que al principio de la administración federal fueron echados abajo en perjuicio de las clases más necesitadas, esas que tanto dice querer, y/o defender López Obrador en su discurso diario, sin olvidar que la clase media se extingue poco a poco como resultado de las decisiones que en el renglón económico se han tomado, y pudiéramos seguir con este tipo de señalamientos, pero creo que ya están demasiados discutidos, en vano, por cierto.
Ahora, por el lado de priistas, panistas y demás compinches, con qué cara pueden decir algo, sí cuando les tocó gobernar establecieron las condiciones para favorecer a las grandes empresas, e históricamente son los que llevaron al país a las condiciones en las que se encuentra ahora al legislar y gobernar para ciertos grupos, entregando los recursos naturales a las empresas extranjeras?…Vergüenza deberían de tener, porque lejos de impulsar la investigación científica y tecnológica en su momento como base del desarrollo de la nación y del aprovechamiento de las riquezas con las que contamos, las entregaron a las empresas extranjeras, en donde muchos de ellos fungieron como socios, y en otros casos, su servilismo fue a cambio de grandes cantidades de dinero, pero bueno, hoy sus ansias de recuperar el poder los lleva a desvirtuar y a obstaculizar los proyectos de quien despacha desde Palacio Nacional, estableciendo con ello una lucha que está muy lejos de un interés real de elaborar un nuevo orden que permita a los mexicanos vivir de mejor manera.
La verdad es que como ciudadanos de este país estamos fregados, y el día de hoy nos encontramos inmersos en una disputa en donde el principal argumento es el odio y la intolerancia de quienes practican la política, pero hay que tener cuidado, porque ese odio y esa intolerancia empieza a reflejarse en otras actividades de la sociedad mexicana.
