Pos ha de sentir bien gacho la gobernadora que no pueda hacer nada por su patrón César Duarte para sacarlo de la cárcel. No es porque no pueda o no quiera, es porque la presión pública es ya demasiada y soltarlo sería un suicidio político, pues. Ayer en la capital chihuahuense el extodo poderoso exgobernador le tocó ir a su audiencia y nomás arrancó risas de algunos presentes cuando le hizo al actor durante su intervención
Algunos pensaron que se trataba de Anthony Quinn, el gran actor nacido en esa ciudad que entre sus grandes triunfos dejó dos Premios Óscar. Seguramente pensó en él cuando se levantó para intentar defenderse con el choro de que está enfermo.
“Yo estoy enfermo y así lo acreditan tres instituciones médicas sólidas para demostrar que las afecciones son ciertas. Tuve un infarto, tengo una afección cardíaca” y se aventó la dominguera para intentar confundir a los presentes con que había irregularidades con un médico que enviaron las autoridades para verificar su salud.
Pos hay que recordar que todo este rollo lo preparó más o menos bien su defensa legal en el 2022. En mayo del año pasado, mientras estaba en la prisión de Miami, Florida, Juan Carlos Mendoza, representante legal del exmandatario, dijo que un juez de Control había ordenado a la Fiscalía estatal que solicitara a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la emisión de una nota diplomática con carácter de urgente ante el Departamento de Estado de los Estados Unidos, para que fuera atendido.
El litigante dijo que presentaba una hernia inguinal que surgió como consecuencia del accidente que tuvo en un helicóptero en el año 2015, y que el dolor eran tan intenso que era “incapacitante”, por lo que la falta de atención al problema médico representaba un riesgo serio, que en caso de no atenderse, podía poner su vida en peligro.
Pos en ese tiempo, la orden de extradición a México llevaba avalada seis meses y estaba a punto de concretarse. Un mes después, el exgobernador arribó al aeropuerto internacional de la ciudad de Chihuahua, a bordo de un jet de las fuerzas armadas, desde el cual bajó en la tarde del 2 de junio, que por cierto, hoy se cumple un año de su llegada al territorio del Estado Grande.
El espectáculo del estado de salud del priista abarcó varias salidas de prisión a un hospital privado, con todas las comodidades del mundo y se dijo, pues, que hasta sus amigos fueron a visitarlo.
La última que se aventó fue la del domingo 23 de abril de 2023, que por problemas de insuficiencia cardiaca y presión arterial alta, fue a dar a una clínica, por supuesto que privada, no faltaba más, para atender a quien se dice que es un bonachón y que todo lo que le está pasando es por una cruel venganza, porque él siempre trabajador por amor a Chihuahua y que en ese tiempo, hay que recordar, hasta el Cielo bendijo al estado.
La entrada a la clínica se dio de puritita casualidad, un día antes de su audiencia. Una semana después del show cardíaco la defensa legal del tricolor demandó penalmente a la juez de Control, Delia Valentina Meléndez Olivas, háganos usted el favor, por por los delitos de denegación o retardo de justicia y prevaricación, contemplados en los artículos 285 fracción I y 287 fracción III del Código Penal del Estado.
El abogado señaló que la juzgadora demoró el cambio de medida cautelar a favor del exmandatario, de prisión preventiva a arraigo domiciliario. También han sabido hacerse notar en medios nacionales para generar una percepción de que don César ya casi se anda muriendo y pos eso no es cierto.
Esta mañana se reanundará la audiencia, en la de ayer se llevaron más de 11 horas con todo y un receso. Maru Campos o Maru Moches, la duartista número del estado, no encuentra la salida, porque si el exgobernador queda en libertad, ella podría, al finalizar su administración, terminar tras la rejas.
