Pos la grieta que tiene el PRI desde hace ya muchos años, ayer se abrió más con las renuncias al partido de 320 militantes de hueso colorado, encabezados por el senador Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Nuvia Mayorga y Eruviel Ávila.
El PRI, un partido destartalado, sin fuerza ni honor, vive sus últimos respiros, pues. El imberbe Alejandro Moreno, presidente de lo que queda del tricolor, lo ha mandado todo al caño. Alito, como lo conocen, no es una perita en dulce, ha sido investigado por enriquecimiento ilícito, fraude fiscal, tráfico de influencias, lavado de dinero y desvío de fondos federales.
Dicen los mesmos priistas que ni yendo a bailar a Chalma, el PRI saldrá con vida una vez que pasen las elecciones presidenciales de 2024, en un proceso en el que ya con un año de anticipación, se entregó junto con el PAN y el PRD, a la empresa política de Claudio X González, que en sus sueños más guajiros pensó que el pueblo le iba a creer la historia de una alianza en la que reinaría la democracia, puras charras, pues.
En Chihuahua andan haciéndola de tripas corazón, para que no los vean llorar. Uno de los personajes que no ha dejado de sacar el pañuelo para limpiarse las lágrimas políticas por la renuncia de Chong, es el dirigente estatal, Alejandro Domínguez.
Pos Alejandrito, como le dicen del PRI estatal, ya andaba haciéndola de tos desde marzo, cuando Osorio renunció a la coordinación y fracción parlamentaria del PRI en el Senado, debido a que Alito, su tocayo, se la pasaba nomás dando instrucciones de cómo votar iniciativas que solo servían a sus intereses.
Ayer, Domínguez anduvo diciendo entre amigos que se trataba de una traición al tricolor y que no había que preocuparse, porque no habría afectaciones al partido, como si de verdad todavía existiera, como antes se le concibía.
La puritita verdad es que Alejandro Domínguez protege sus intereses, fue uno de los primeros presidentes estatales del PRI en apoyar en diciembre de 2022 la transota del Consejo Político Nacional del PRI para aprobar la reforma a los estatutos que ahora mantienen a Moreno como líder nacional, aunque sus resultados sean casi todos funestos.
A finales del año pasado, pues, Domínguez se le echó encima al exgobernador José Reyes Baeza, quien fue uno de los que criticó la decisión del PRI nacional. Alejandro, el de Chihuahua, pos es como una suerte de perico de su jefe nacional, que todo lo que dice su tocayo, sea bueno o sea malo, lo repite sin pensar, y pos ahora que nos acordamos, se atrevió a afirmar que los audios en los que Alito agredía a periodistas, eran editados.
Alejandrito Domínguez, el mismo que defiende a Alito, es quien entregó el PRI al PAN en Chihuahua y a la gobernadora, es el mismo que denunció a Maru en el 2018, cuando él era diputado federal y el mesmo que cinco años después, en el 2023, no dijo ni pio tras escuchar el Informe de mentiras de la gobernadora, es el mismo que después celebró como borracho de cantina, la mentira de que el Estado estaba reduciendo los créditos a corto plazo.
Así, pues, el PRI que se desmorona en todos los estados y que ya solo le queda Coahuila, el PRI, para su propia desgracia, tiene a sus propios Alitos en las entidades, como en Chihuahua tiene a Alejandro Domínguez.
Por eso somos los rompenueces.
