Desde la tierra que vio nacer al hombre “que se negó a ser esclavo”, San Juan del Río, Durango, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó el acto por el centenario del asesinato del general Francisco.
El espíritu del histórico revolucionario que encabezó la División del Norte sigue vigente entre la población duranguense. Unas decenas de ellos se apersonaron hasta la ex hacienda La Coyotada, donde nació El Centauro del Norte, para expresar diversas inconformidades e injusticias de las que dijeron siguen padeciendo. Apostados a las afueras del sitio, el presidente instruyó que se les permitiera el paso para atestiguar el acto.
En medio de la intervención del orador principal, el historiador Pedro Salmerón, una niña vestida de adelita saltó hasta el templete donde se encontraba el mandatario y algunos de sus funcionarios para entregarle un folder con un mensaje que los villistas (todos caracterizados) le enviaron.
La ceremonia fue espacio para que el mandatario entregara al titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval, un revólver calibre .38 especial marca Eibar que perteneció al presidente Francisco I. Madero y que se presume éste habría regalado a Villa (mantuvieron una buena amistad) tras la primera etapa del movimiento revolucionario.
El historiador Salmerón destacó el legado de Villa y lo calificó como un defensor de los pobres. Recordó que aquel 20 de julio de 1923, fue asesinado a manos de ocho hombres que lo emboscaron. El asesinato se cometió con el visto bueno gubernamental.
AMLO fue apoyado en todo momento.