Xóchilt Gálvez y Beatriz Paredes son las finalistas del proceso de selección del candidato de oposición a la Presidencia de la República. Una de ellas le plantará cara a Andrés Manuel López Obrador y a la corcholata ganadora de Morena en las elecciones del próximo año.
Hasta el momento de escribir estas líneas, el proceso de elección del candidato, mejor dicho, candidata, del Frente Amplio por México (FAM) ha sido exitoso. Algunos berrinches y pataleos, de los perredistas, pero sin consecuencias. A finales de mayo, la oposición no tenía ni pies ni cabeza. En la opinión pública, en las corrientes y grupos del PAN, PRI y PRD, manejaban más de veinte nombres de posibles candidatos. Hasta el propio AMLO destapó una larga lista de opositores que incluyó políticos, periodistas, empresarios y hasta, comediantes.
Hace dos meses, la oposición estaba en la lona, noqueada desde 2018. Consideraban imposible quitarle a Morena la Presidencia de la República. Hoy tienen esperanza de una candidatura competitiva que por lo menos, puede impedir a Morena y a AMLO tener la mayoría constitucional en la siguiente legislatura.
LO BUENO
Siempre será positivo para la sociedad, la gobernabilidad y la estabilidad del país que la oposición exprese sus opiniones, sin importar lo beligerante que sean, a través de la opinión pública o las redes sociales y que la disputa por el poder sea por la vía electoral.
Es bueno que la ultraderecha, representada en el PAN, por personajes como Lilly Téllez, quedara fuera de la competencia antes de iniciar el proceso. La senadora tránsfuga de Morena fue sólo aire caliente, cargado de odio, racismo y clasismo.
Es positivo que la oposición social a AMLO tenga candidata: Xóchilt Gálvez. Hablo de los miles de ciudadanos que expresaron su inconformidad en las dos marchas del año pasado en contra de la reforma electoral de AMLO y en la defesa del Instituto Nacional Electoral (INE), aunque la verdad sea dicha, éste nunca estuvo amenazado. No comparto sus planeamientos, pero respeto la libertad de expresión y el derecho de manifestarse.
LO MALO
Malo que ninguna de las dos finalistas del FAM hayan realizado un esfuerzo mínimo de autocrítica. No han dicho nada de porqué sus partidos perdieron contundentemente en 2018. Nada dicen de porqué la sociedad los rechazó.
Escucho a estas dos mujeres, enfundadas en sus huipiles, con su retórica de siempre, con sus frases ingeniosas. Dan la impresión de que no paso nada, ninguna crítica a la corrupción, a malas decisiones y a las injusticias de los gobiernos panistas y priístas. Resulta que son grandes amigas. Ahora todas y todos, panistas, priístas y perredistas, son personas decentes, con trayectorias intachables; todas y todos son demócratas puros, víctimas del autoritarismo de AMLO. ¡Qué cara dura!
Sus discursos son monólogos ante la clase política de siempre. ¿Dónde está la sociedad civil? Pues no está, al menos no están en los foros organizados por el FAM. Ambas se limitan a buscar el aplauso, repitiendo frases domingueras en contra del Presidente o de alguno de los integrantes de su gobierno o de las obras de infraestructura del sexenio.
Beatriz Paredes es una oradora del viejo régimen. Desempolvó el discurso priísta. Resurgió de sus cenizas. Prueba viviente de que la ambición de poder es la droga más poderosa.
Xóchilt Gálvez es dicharachera. Le va bien cuando le contesta al Presidente, pero le va muy mal al intentar presentar propuestas y defenderlas. Sin duda en el último mes, sus simpatías aumentaron. Sin embargo, no tanto para amenazar a Morena; incluso, no lo suficiente para garantizar un triunfo contundente sobre Beatriz Paredes, razón por la cual le torcieron el brazo a Santiago Creel.
Malo que los discursos de las dos finalistas se basen en exaltar los errores del gobierno de AMLO, pero más allá de frases “ingeniosas” en contra del Presidente, no hay una sola propuesta con asideros reales para resolver los problemas de México. Su única propuesta es derrotar a Morena y terminar con la Cuarta Transformación. Suficiente para ganar el aplauso, pero a todas luces insuficiente, para sumar las voluntades y emparejar las preferencias electorales.
LO FEO
Que los principales y diría únicos beneficiarios de crecimiento electoral de Xóchilt Gálvez e incluso, de su eventual triunfo, serían las dirigencias partidarias, particularmente Marko Cortés y Alejandro Moreno, Alito. Lo cual les permitiría a ellos y a sus incondicionales ocupar puestos de poder.
Al PRD le tocarán las migajas que caigan de la mesa. ¡Sorry! Para tener un lugar en la mesa en la cual se repartirá el pastel, el PRD necesitaría un cover de por lo menos 10 puntos porcentuales de votación; los revolucionarios democráticos, con problemas, alcanzaron el tres por ciento de la votación para no perder el registro.
Las malas compañías ahogan a Beatriz Paredes, pero principalmente a Xóchilt Gálvez. Nada bueno puede salir si el responsable de la propuesta económica del FAM estará a cargo de José Ángel Gurría; si el coordinador de los temas de seguridad será Francisco Javier García Cabeza de Vaca; si el coordinador de los temas del campo será Silvano Aureoles; si el encargado de la procuración de Justicia sería Miguel Ángel Mancera.
Lo feo es que las dirigencias partidarias, particularmente Marko Cortés, controlan el proceso, no los ciudadanos. La última llave que abre la puerta para definir a la candidata del FAM la tiene el presidente nacional del PAN.
¿Quién ganará? La mesa está puesta para que Xóchilt Gálvez gane y Beatriz Paredes le levante la mano. Pero quien sabe, no puede descartarse que el dinosaurio priísta dé el último zarpazo. Recuerden que en política, del plato a la boca se cae la sopa.
La clase política es la misma agrupada en el FAM, los mismos rostros, las mismas mañas, las mismas prácticas y los mismos intereses, pero con rostro de mujer. Eso pienso yo, usted que opina. La política es de bronce.