En entrevista concedida a Canal Red, un medio español que transmite por redes sociales, a siete meses de concluir su gestión, el presidente Andrés Manuel López Obrador identificó lo que, a estas alturas, es su principal pendiente: “Ayotzinapa sería algo que me dolería no resolver. Pero todavía tenemos tiempo(…) Cuando dicen que fue un asunto de Estado, sí, sí fue un asunto de Estado, pero no porque el Estado haya ordenado desaparecer a los normalistas, sino porque encubrió”.
López Obrador abordó, con la periodista Inna Afinogenova diversos temas internacionales entre los cuales cuestionó los alcances de las posturas antinmigrantes enmarcando su radicalización en la campaña electoral en Estados Unidos. “Ahora que hablaron de cerrar la frontera yo me reía, porque cierra la frontera y a lo mejor eso sí me tumba, pero primero cae el presidente de Estados Unidos. Son exageraciones, disparates”
En ese tenor, subrayó que Donald Trump y Joe Biden han respetado la postura de México, lo que le permitió que, incluso, le planteara formalmente a este último desistir del proceso legal contra Julian Assange. “Biden es una gente respetuosa. Le he tratado cosas. Lo de Assange se lo traté. Eso por primera vez lo digo”.
–¿Cómo fue esta conversación? ¿Qué le planteó?
–Le di una carta y le pedí que si ayudaba a Assange, que era una injusticia tenerlo en la cárcel. Me dijo que iba a pensarlo, pero no hubo una negativa.
Fueron casi dos horas y media de entrevista a la emisora vinculada al político español de izquierda, Pablo Iglesias, en la que el mandatario también desestimó que sus condenas al bloqueo a Cuba y las sanciones a Venezuela le hayan generado consecuencias en su relación con Estados Unidos. Ratificó su postura de que el bloqueo a la isla es una infamia, producto de una actitud arrogante y medieval en la que se privilegia lo político e ideológico, y ¿donde está lo humanitario?
Sus críticas hacia Estados Unidos abarcan su papel la Organización de Naciones Unidas y en la pasividad del organismo para detener la guerra en Gaza, “es un florero. ¿Pueden matar a miles y pueden haber miles de refugiados y no importarnos? ¿Y un señor que representa a una potencia bloquea una iniciativa para conseguir la paz? Eso está mal, eso tiene que cambiar
En el plano interno, López Obrador rechazó que haya una oposición fuerte, no pasan de los insultos “pero están perdidos. Y, ¿sabes por qué? Porque no han entendido que ya se llevaron a cabo cambios, reacomodos. Y como son muy clasistas, y racistas, no quieren aceptar que el pueblo participe. Además, valoró, no tienen argumentos para oponerse, el rumbo económico del país y los logros sociales del humanismo mexicano les impiden tener posturas para regresar al poder”.
Consideró que su relación con el Poder Judicial ha sido muy tirante porque es una instancia que está sometida a la oligarquía. Echar abajo la ley eléctrica demostró que están al servicio de las empresas extranjeras.
En la valoración de su movimiento, subraya que no es una vanguardia la que predomina, ni siquiera él, porque no deja de ser una minoría, es la revolución de las conciencias alcanzadas lo que ha logrado los avances. A veces, las revoluciones fracasan, hay casos dolorosos, porque los dirigentes titubean al llegar al poder por querer quedar bien con todos. “La causa que nosotros enarbolamos y llevamos a la práctica, no”.
–¿Hay algunos consejos más para los gobiernos progresistas de América Latina?
–No hay que zigzaguear. No a las medias tintas, no a la moderación. Nosotros estamos aquí por el pueblo, nosotros estamos para servirle, porque el único que te defiende es el pueblo, es el único. No te defienden los empresarios, no te defienden los banqueros.
A pesar de ello, asumió que en Morena pudiera haber un corrimiento al centro “y no hay problema. El cambio en México lo hemos hecho desde abajo y entre todos. No es una vanguardia”.
Una vez más elogió a quien apunta a sucederlo en la Presidencia: “Claudia es muy inteligente, académicamente, es más que yo. Yo apenas terminé la licenciatura. Ella es doctora. Es una mujer con convicciones, con principios, honesta. Tiene muchos méritos, muchas virtudes”.
A pregunta expresa sobre los resultados en El Salvador de la política de Nayib Bukele para enfrentar la violencia, López Obrador desestimó su viabilidad a largo plazo. “Eso es muy irracional.
–¿Está seguro que eso no funciona (el encarcelamiento masivo)?
–Absolutamente seguro.
–Los datos son demoledores.
–Sí, pero puede ser que funcione transitoriamente y eso no es una solución de fondo. No se puede enfrentar la violencia con la violencia.
No titubea a la pregunta de su mayor orgullo de gobierno: “haber reducido la pobreza, a pesar de la pandemia”.
A lo largo de la charla reconoció que me ha costado bastante equilibrar la pasión con la razón, porque también eso es la política. Las grandes cosas se hacen con pasión, pero también “se requiere la razón. Corazón caliente, cabeza fría”.