Pos el principio de paridad de género en las candidaturas políticas ha sido un tema de constante discusión y debate en la esfera pública. Es un principio que, en teoría, busca garantizar una representación equitativa de hombres y mujeres en los cargos de elección popular, promoviendo así la igualdad de oportunidades y la diversidad en la toma de decisiones. Sin embargo, ¿qué tan efectivo es realmente este principio en la práctica?
Ansina que como ya habíamos anticipado en este espacio, este fin de semana, el Consejo Estatal del Instituto Estatal Electoral de Chihuahua (IEE) aprobó un acuerdo sobre el cumplimiento del principio de paridad de género y acciones afirmativas en las candidaturas para el Proceso Electoral Local 2023-2024. Sin embargo, los resultados de este proceso de selección de candidatos revelan una realidad preocupante: varios partidos políticos y coaliciones incumplieron con los lineamientos establecidos, poniendo en entredicho su compromiso con la igualdad de género.
Y es que según lo estipulado en los criterios aprobados por el IEE, pues, aquellos partidos que no cumplieron con los requisitos de paridad de género fueron sujetos a sanciones, incluyendo la eliminación de candidaturas a través de un sorteo. Esto demuestra que, a pesar de los esfuerzos por establecer reglas claras, algunos actores políticos aún no internalizan la importancia de la equidad de género en la vida política.
Resulta y resalta que es preocupante observar cómo, incluso en el siglo XXI, la representación política sigue siendo desigual y sesgada hacia un género. El hecho de que se requieran medidas coercitivas para garantizar la participación equitativa de mujeres en la arena política es indicativo de un problema estructural más profundo. ¿Por qué sigue siendo necesario penalizar el incumplimiento de la paridad de género? ¿Dónde queda el compromiso genuino con la igualdad y la diversidad?
Alguien debería explicarle a los políticos que el principio de paridad de género no solo se refiere a la representación de mujeres, sino también a la inclusión de personas de diferentes identidades de género, así como de personas con discapacidades, pertenecientes a comunidades indígenas y otros grupos minoritarios. Sin embargo, los datos revelan que incluso en estos aspectos, los partidos políticos han mostrado resistencia y reticencia a cumplir con los requisitos establecidos.
Pos repetimos, que es alentador ver que algunas coaliciones, como la de PAN-PRI-PRD y la de Morena-PT, han demostrado un mayor compromiso con la paridad de género y las acciones afirmativas. Sin embargo, esto no debe ser motivo de celebración, sino un recordatorio de que el camino hacia la igualdad aún es largo y requiere un esfuerzo continuo y sostenido por parte de todos los actores políticos.
En última instancia, el cumplimiento efectivo del principio de paridad de género no solo es una cuestión de justicia y equidad, sino también de legitimidad y representatividad democrática. Los ciudadanos tienen derecho a ser representados de manera equitativa en todas las instancias de gobierno, y los partidos políticos tienen la responsabilidad de garantizar que esto se cumpla. No podemos permitir que la paridad de género se convierta en una mera formalidad; debe ser un compromiso real y tangible en la vida política de nuestro país.
Por eso somos los rompenueces.