Pos como en cada elección presidencial, la Iglesia Católica quiere meter sus manos. Y es que la más reciente prueba de eso de la incursión del clero en la esfera política mexicana, se evidencia por la reunión entre representantes de la Iglesia Católica y los aspirantes presidenciales, lo cual merece una crítica severa de este rompenueces y un llamado a la reflexión sobre los límites de su influencia en asuntos electorales.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) intentó justificar su participación alegando un «diálogo permanente con el futuro Gobierno», pero sus acciones sugieren más bien una intromisión innecesaria en la arena política. ¿Acaso olvidan los líderes religiosos que la separación entre la Iglesia y el Estado es un principio fundamental en una democracia secular? ¿Quieren volver a tener injerencia como en los tiempos de la corona Española?
Pos el presidente de la CEM, Rogelio Cabrera López, mencionó que estas reuniones son una «tradición de muchos años», como si la antigüedad de una práctica justificara su validez, pues. Sin embargo, vivimos en un tiempo en el que la transparencia y la equidad en los procesos electorales son más importantes que nunca, y permitir que el clero se inmiscuya en la toma de decisiones políticas, pues, contradice estos principios democráticos fundamentales.
Es preocupante también que, según el secretario de la CEM, Ramón Castro Castro, la Iglesia católica se sienta «muy observada por la ley» en comparación con otras organizaciones religiosas. Esto no debería ser motivo para justificar su indebida intervención en política, sino una razón para exigir que todas las instituciones respeten por igual las leyes electorales.
A este rompenueces le parecen quejas de kínder, porque ni siquiera tendrían que estar metidos en la política, los curas y los obispos, deben estar en las iglesias, y no salir de sus templos.
Pos no podemos ignorar las declaraciones de la candidata prianista, quien señaló que 60 sacerdotes son perseguidos por el gobierno debido a sus opiniones en homilías, pero insistimos, si es así que bueno, porque deben permanecer en silencio, no entremetiéndose en asuntos que nos les corresponde.
Si bien el presidente de la CEM asegura que solo cuatro sacerdotes están siendo investigados por delitos electorales, esto no disminuye la gravedad del problema. La Iglesia debe comprender que su papel espiritual no le otorga carta blanca para intervenir en asuntos políticos, y cualquier infracción a la ley electoral debe ser tratada con la misma seriedad que cualquier otra.
Resulta y resalta que es hora de que la Iglesia Católica en México reevalúe su papel en la sociedad y reconozca los límites de su influencia en la esfera política. Los ciudadanos tienen derecho a un proceso electoral libre de interferencias externas, ya sea por parte del clero u otras instituciones.
La verdadera democracia solo puede florecer cuando se respetan los principios de separación de poderes y la neutralidad del Estado en asuntos religiosos.
Le deseamos un buen fin de semana en compañía de sus seres queridos y si va a la iglesia el domingo y el cura habla de política, nos manda un mensaje.
Por eso somos los rompenueces.
