Pos desde su ascenso al poder, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha apostado por una transformación profunda en la realidad laboral de México. En un país donde la desigualdad y la precariedad laboral han sido históricamente desafíos persistentes, la Cuarta Transformación ha marcado un rumbo diferente, centrado en el bienestar de los trabajadores.
Y es que aunque a los conservadores prianistas no les guste, pues, los trabajadores mexicanos están del lado de lo que ha sido un gobierno social a favor de las clases desprotegidas. Uno de los pilares fundamentales de esta nueva visión ha sido el incremento sostenido del salario mínimo. Durante décadas, los trabajadores mexicanos han luchado por un ingreso digno que les permita vivir con dignidad, y la administración actual ha respondido a este clamor con aumentos significativos que han beneficiado a millones de familias en todo el país.
Resulta y resalta que no no solo se trata de un salario justo. La 4T ha reconocido la importancia del descanso y la recreación para el bienestar integral de los trabajadores, implementando políticas que amplían el derecho a vacaciones pagadas.
Este paso, pues, no solo promueve la salud física y mental de los trabajadores, sino que también fortalece los lazos familiares y fomenta una mayor equidad en el acceso al ocio y al disfrute del tiempo libre.
Además, el gobierno ha puesto en marcha programas sociales dirigidos específicamente a los trabajadores informales y vulnerables, brindándoles acceso a servicios de salud, educación y apoyos económicos que antes les eran negados. Estas medidas han contribuido a reducir la brecha entre los sectores formales e informales de la economía, promoviendo una mayor inclusión y justicia social.
Sin embargo, queda mucho por hacer. La transformación de un sistema arraigado en la desigualdad y la explotación no es tarea fácil ni rápida. Persisten desafíos como la informalidad laboral, la falta de acceso a la seguridad social y la discriminación salarial. Pero el camino está trazado, y la voluntad política para avanzar en él es innegable. Y para esa transformación ya esta listo el segundo piso de la 4T, encabezado por Claudia Sheinbaum.
En este sentido, es fundamental, pues, que la sociedad en su conjunto respalde y exija la continuidad de estas políticas que benefician a los trabajadores mexicanos. La construcción de un país más justo y próspero depende, en gran medida, de la protección y el fortalecimiento de los derechos laborales.
En tiempos de cambio y transformación, la voz y la participación de los trabajadores son más importantes que nunca. La 4T ha puesto sobre la mesa la urgencia de priorizar el bienestar de quienes mueven la economía del país, y es responsabilidad de todos contribuir a hacer de esta visión una realidad tangible para cada trabajador mexicano.
Por eso somos los rompenueces.