Redacción
Una reciente investigación ha encontrado una mayor correlación entre la cirugía de trasplante de órganos y los cambios de personalidad en los receptores. Este estudio, publicado en la revista Transplantology, fue llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Colorado y contó con la participación de 47 personas, de las cuales 23 recibieron trasplantes de corazón y 24 recibieron otros tipos de órganos.
Los resultados mostraron que un asombroso 89% de todos los receptores de trasplantes reportaron cambios de personalidad después de la operación, independientemente del tipo de órgano que recibieron.
Este hallazgo desafía la noción previa de que sólo los receptores de trasplantes de corazón experimentaban cambios significativos en su identidad y comportamientos.
El estudio de la Universidad de Colorado es uno de los primeros en rastrear los cambios de personalidad que ocurren después de una variedad de tipos de trasplantes de órganos.
Investigaciones anteriores se centraban principalmente en los pacientes de trasplante de corazón, quienes a menudo reportaban experiencias extremas y duraderas que los hacían sentir más como su donante que como ellos mismos.
Un caso notable documentado en investigaciones anteriores relata cómo una receptora de un corazón comenzó a sentir una profunda pasión por la música después de recibir el órgano de un joven músico en la década de 1990.
Ella contó a los científicos: “Nunca antes pude tocar música, pero después de mi trasplante, comencé a amarla. La sentía en mi corazón”.
El reciente estudio sugiere que nuestra identidad y preferencias podrían estar contenidas en cada célula de nuestro cuerpo, no solo en el corazón.
Los encuestados del estudio de la Universidad de Colorado reportaron cuatro o más cambios de personalidad relacionados con el temperamento, emociones, alimentos, identidad, creencias religiosas/espirituales y/o recuerdos.
Los investigadores destacaron que las similitudes entre los receptores de corazón y los de otros órganos sugieren que los cambios de personalidad pueden ocurrir tras el trasplante de cualquier órgano, no solo el corazón. La única diferencia notable fue un cambio en los atributos físicos entre los dos grupos.
El año pasado, el NY Post informó que los receptores de transfusiones de sangre también reportaron cambios en su estado de ánimo, comportamiento e incluso recuerdos después del procedimiento, lo que sugiere que estos fenómenos pueden no limitarse sólo a los trasplantes de órganos.
Estos cambios parecen desafiar una explicación científica clara. Un estudio de la Universidad de Michigan en 2013 encontró una creencia persistente de que los órganos internos tienen poderes causales que pueden hacer que un receptor adopte algunas características del donante, a pesar de la falta de apoyo científico.
Sarah-Jane Leslie, profesora de filosofía en la Universidad de Princeton y coautora del estudio de 2013, comentó:
Aunque la ciencia no apoya esta posibilidad, la gente sigue creyendo que los trasplantes pueden resultar en cambios de personalidad”.
Science Alert propone la ‘hipótesis de la memoria sistémica’ como una posible explicación. Esta teoría sugiere que todas las células vivas contienen memoria, lo que significa que la historia puede ser transmitida del donante al receptor a través del tejido.
Aunque las conexiones nerviosas en un órgano trasplantado se cortan, los nervios pueden seguir funcionando dentro del órgano. Evidencias sugieren que las conexiones nerviosas pueden restablecerse parcialmente dentro de un año de la cirugía, lo que podría causar una respuesta fisiológica en el sistema nervioso del receptor que impacte su personalidad.
Se ha encontrado que las células del donante pueden circular en los receptores hasta dos años después del trasplante. Según Science Alert, aunque no está claro a dónde van esas células, sus efectos inflamatorios podrían explicar los cambios de personalidad.
El ADN liberado de las células parece desencadenar inflamación, y la inflamación crónica de bajo grado se ha mostrado capaz de alterar rasgos de personalidad.