Pos ya nomás no cree el que se hace que la vírgen le habla. A unos días de la cita con las urnas, es evidente que Claudia Sheinbaum Pardo se perfila como la próxima presidenta de México. Las encuestas no mienten: la candidata de Morena, PT y PVEM mantiene una cómoda ventaja de 20 puntos porcentuales sobre su principal oponente, Xóchitl Gálvez Ruiz.
Y es que según la reciente encuesta nacional cara a cara realizada por Buendía & Márquez para EL UNIVERSAL, uno de los periódicos más antimorenistas que hay en México, Sheinbaum obtiene un sólido 54% de la intención de voto efectiva, mientras que Gálvez apenas alcanza un 34%. El restante 12% se distribuye con Jorge Álvarez Máynez.
Resulta y resalta que este margen de ventaja no solo refleja una preferencia clara por parte del electorado, sino también la consolidación de Sheinbaum como una figura política capaz de aglutinar diversas corrientes y movimientos. Morena, con su estrategia de coalición con el PT y PVEM, pues, ha logrado lo que muchos consideraban imposible: unir a votantes que, en el pasado, habían sido antagónicos.
Uno de los retos más significativos para los candidatos de coalición es cohesionar a los votantes de los partidos que los postulan. Sheinbaum ha logrado esta hazaña con una campaña que enfatiza la continuidad de los logros del actual gobierno, además de promesas de nuevas políticas que buscan profundizar en los cambios estructurales del país. No hay vuelta atrás, empiezan a decir ya algunos prianistas que aceptan que remontar 20 o más puntos es imposible.
La candidatura de Sheinbaum no solo representa la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación, sino también una apuesta por la estabilidad y la consolidación de un nuevo modelo de gobierno en México. La ventaja sustancial en las encuestas indica que su mensaje ha resonado profundamente entre los votantes, quienes buscan en ella una líder capaz de mantener el rumbo y avanzar hacia un futuro más justo y equitativo.
Con el día de la elección a la vuelta de la esquina, es difícil imaginar un escenario en el que Sheinbaum no resulte vencedora. No hay posibilidades, pues. La amplia diferencia en las preferencias electorales sugiere que, salvo un acontecimiento extraordinario, su triunfo está prácticamente asegurado. Este escenario plantea una reflexión sobre la capacidad de Morena para consolidarse como la fuerza política dominante en el país, bajo la dirección de una líder que ha demostrado ser competente y carismática.
Así, mientras el país se prepara para las elecciones, la victoria de Claudia Sheinbaum parece más que probable. Con una ventaja tan significativa, su camino hacia la presidencia parece ya pavimentado, y México se encuentra al borde de un nuevo capítulo en su historia política.
La Cuarta Transformación, sin embargo, no debe iniciar ya la fiesta. Hay que consumar esa ventaja con salir a votar, dicen en el partido guinda.
Por eso somos los rompenueces.