Pos ahora los mesmos panistas han dicho que la campaña del prianista Rogelio Loya en Ciudad Juárez es un claro ejemplo, pues, de cómo una candidatura puede desinflarse antes de despegar. A pesar de los esfuerzos iniciales, la falta de propuestas sólidas, el limitado apoyo de la gobernadora Maru Campos y la fuerte presencia del morenista Cruz Pérez Cuéllar han convertido su campaña en un fracaso rotundo.
Resulta y resalta que uno de los mayores errores de la campaña de Rogelio Loya fue la ausencia de propuestas concretas y relevantes para los ciudadanos de Ciudad Juárez. En un entorno donde la inseguridad, la falta de empleo y los problemas de infraestructura son preocupaciones constantes, los votantes esperaban soluciones claras y viables. Loya, sin embargo, se enfocó en promesas vagas y generalidades que no lograron captar el interés ni la confianza del electorado.
Los juarenses están seguros que Pérez Cuéllar ha trabajado fuerte en el inicio de la transformación y le darán otra oportunidad para consolidar lo que ha hecho en los primeros tres años de Morena en la frontera.
La carencia de un plan de acción detallado y específico dejó a muchos con la sensación de que Loya no estaba preparado para enfrentar los retos de la ciudad. Y es que los ciudadanos de Ciudad Juárez, acostumbrados a campañas cargadas de contenido y propuestas tangibles, encontraron en Loya a un candidato sin sustancia, lo que debilitó significativamente su candidatura desde el inicio.
Otro factor crucial en el declive de la campaña de Loya fue el escaso apoyo de la gobernadora Maru Campos. A pesar de que Loya necesitaba el respaldo y la maquinaria política de Campos para consolidar su campaña, la gobernadora se mostró distante y poco involucrada. Este distanciamiento no solo privó a Loya del apoyo logístico y financiero necesario, sino que también envió un mensaje claro a los votantes sobre la falta de confianza en su candidatura por parte de su propio partido.
Ahora los panistas se andan sobando la friega que les pusieron en la campaña y andan diciendo en los pasillos del partido que el respaldo de un líder político fuerte es esencial en cualquier campaña electoral. Saben bien, pues, que la falta de un empuje decidido por parte de Campos hizo que Loya pareciera una opción débil y desamparada, incapaz de competir con la robusta maquinaria política de sus oponentes. En política, la percepción es crucial, y Loya fue percibido como un candidato aislado y sin el apoyo necesario para triunfar.
Mientras la campaña de Loya se desmoronaba, Cruz Pérez Cuéllar, el candidato morenista, consolidaba su posición. Pérez Cuéllar no solo supo ganarse el apoyo de la gente, sino que también demostró una capacidad notable para conectar con diversos sectores de la sociedad juarense. Su habilidad para escuchar y responder a las necesidades de los ciudadanos, combinada con una estrategia de campaña bien articulada, le permitió ganar terreno rápidamente.
Pérez Cuéllar, con su carisma y propuestas claras, representó una opción esperanzadora para muchos votantes. Su campaña se centró en abordar los problemas más acuciantes de la ciudad, ofreciendo soluciones concretas y viables. Esta capacidad para empatizar y ofrecer respuestas efectivas resonó fuertemente entre los electores, dejando a Loya en una posición desventajosa.
Solo queda darle trámite, dicen los morenistas. Ya le contaremos el Lunes, salga a votar.
Por eso somos los rompenueces.