Por eso Xochitl y la oposición no ganaron

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Pos se supone que tras los resultados del pasado proceso electoral debería haber madurez, responsabilidad y algo de vergüenza, pero los recientes comportamientos de Xóchitl Gálvez y la coalición Fuerza y Corazón por México han dejado mucho que desear.

Resulta que en lugar de aceptar el resultado aplastante con el que Claudia Sheinbaum ganó las elecciones presidenciales, Gálvez ha optado por sembrar dudas y fomentar la desconfianza en el proceso electoral. Uno de sus asesores, Alito, un criminal político que debería renunciar al PRI para que lo tomara gente comprometida con México, y no con el gandallismo por el que lo ha llevado Moreno, están colocando a la panista al filo de la navaja.

Gálvez, a través de un mensaje en X, solicitó ayer una revisión voto por voto en el 80% de las casillas, alegando discrepancias en los resultados. Esta solicitud, que busca desacreditar el trabajo del Instituto Nacional Electoral (INE) y del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), es un intento desesperado de la oposición para no enfrentar la realidad de su derrota. Los resultados no van a cambiar.

Es preocupante que Gálvez pida a la ciudadanía tomar fotos de los resultados en las casillas y compararlos con los datos del PREP, instigando una campaña de desinformación y paranoia. Los prianistas ni siquiera completaron a sus representantes de casillas. Alito y Marquitos no hicieron su trabajo. Este tipo de acciones no solo socavan la confianza en las instituciones democráticas, sino que también generan un ambiente de incertidumbre y polarización. Podría llevar a los mexicanos a una guerra civil, porque los morenistas jamás se quedarían de brazos cruzados.

Además, Gálvez ha señalado una supuesta intervención del Presidente en el proceso electoral, un argumento que suena más a excusa que a una acusación fundamentada. Si bien es legítimo cuestionar y revisar los procesos electorales, hacerlo de manera irresponsable y sin pruebas contundentes solo daña la credibilidad de la oposición.

La democracia se fortalece cuando los actores políticos aceptan los resultados, reconocen sus errores y se preparan para mejorar en futuras contiendas. Lamentablemente, la actitud de Gálvez y su equipo jurídico de buscar a toda costa una revisión masiva de votos, sin más fundamento que la frustración por la derrota, refleja una falta de madurez política y un desapego a los principios democráticos. Llevarán a sus partidos a la desaparición.

Claudia Sheinbaum ganó con un amplio margen, y la negativa de la oposición a aceptar este hecho solo los aleja más de la ciudadanía. Es momento de que la oposición deje de lado las teorías de conspiración y asuma su papel constructivo en la democracia, trabajando para recuperar la confianza del electorado a través de propuestas sólidas y un comportamiento ético y responsable.

El comportamiento de Xóchitl Gálvez y la coalición Fuerza y Corazón por México no solo es un desatino estratégico, sino que también representa una amenaza para la estabilidad democrática del país. La aceptación de los resultados electorales es un pilar fundamental de cualquier democracia madura, y es hora de que nuestra oposición demuestre que está a la altura de las circunstancias.

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