Pos en sus años el mandato de María Eugenia Campos Galván ha sido un constante ir y venir, pero no precisamente entre los municipios de Chihuahua. La gobernadora ha pasado casi dos meses en el extranjero durante la primera mitad de su administración, acumulando millas en vuelos y días de ausencia, mientras los problemas en casa siguen multiplicándose. La pregunta que todos nos hacemos es: ¿dónde están los beneficios de tanto viaje?
El más reciente, una gira por Taiwán, pretende fortalecer las cadenas de suministro de chips y circuitos electrónicos, una justificación que, aunque suena atractiva en términos de inversión, no refleja la realidad que vive el estado. Los datos no mienten: según el IMSS, Chihuahua perdió 16,086 empleos formales en el último año, a pesar de los esfuerzos de Campos por promover «nuevas inversiones». De 993,563 empleos registrados en octubre de 2023, hemos caído a 977,477 en septiembre de 2024. Es decir, los viajes internacionales no están logrando lo que se promete.
Y es que ante esto se suma el contraste entre su presencia en el extranjero y en la propia entidad. La Sierra Tarahumara, una región históricamente olvidada y golpeada por la violencia, solo ha recibido la visita de la gobernadora en nueve ocasiones de las 23 posibles.
Es en esta zona donde más se sienten los efectos del abandono gubernamental: falta de infraestructura, empleo y programas sociales eficaces. Las breves visitas de Campos a la sierra no alcanzan para enfrentar los problemas profundos que aquejan a esta región.
Pero hay algo más grave aún: la falta de transparencia. Desde que asumió el cargo en septiembre de 2021, María Eugenia ha realizado viajes a España, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Taiwán, entre otros destinos.
Y aunque se ampara en la excusa de «promover el estado», lo cierto es que no se tiene información clara sobre los costos, acompañantes ni resultados concretos de estas giras. Las solicitudes de transparencia han sido bloqueadas bajo el argumento de «seguridad», lo que plantea serias dudas sobre el uso de los recursos públicos.
Y es que el Congreso del Estado panista, en complicidad con la gobernadora, modificó el artículo 91 de la Constitución para eliminar la obligación de avisar y rendir cuentas por los viajes de menos de 21 días. Es decir, Campos puede volar libremente sin dar explicaciones al Legislativo ni al Poder Judicial. Esto ha abierto la puerta a una administración opaca, donde los intereses personales y de ciertos grupos parecen prevalecer sobre los problemas reales del estado.
Si bien los viajes al extranjero pueden ser una herramienta para abrir puertas a nuevas inversiones, el enfoque de la gobernadora parece más orientado a su propio posicionamiento internacional que a resolver los retos de Chihuahua. El desempleo, la pobreza en la sierra y la creciente inseguridad son temas que requieren su atención inmediata. Viajar está bien, siempre y cuando los resultados se vean reflejados en beneficios concretos para la población. Y hasta ahora, lo único que ha acumulado María Eugenia son millas y promesas vacías.
Chihuahua no puede esperar más. Los problemas internos necesitan soluciones aquí y ahora. Mientras la gobernadora sigue recorriendo el mundo, la gente sigue esperando que los discursos se conviertan en acciones y que los viajes traigan resultados tangibles.
Por eso somos los rompenueces