Pos a medida que Estados Unidos se prepara para acudir a las urnas en lo que ha sido descrito como «la elección más importante de nuestras vidas», el nerviosismo se extiende más allá de sus fronteras. En México, la expectación y la incertidumbre son palpables, con un ojo puesto en las repercusiones políticas y económicas que el resultado podría traer para nuestro país. La volatilidad del mercado financiero es ya un indicio del nerviosismo que genera esta elección; el dólar ha experimentado una alza en los últimos días, afectando la estabilidad de la moneda mexicana y generando preocupaciones en los sectores productivos y financieros.
Para México, el impacto de una posible victoria de Donald Trump sería peligroso y, en muchos aspectos, conflictivo. A lo largo de su campaña, el exmandatario ha dejado claro su compromiso con políticas restrictivas en materia migratoria, lo que implicaría la implementación de medidas aún más severas contra los migrantes, muchos de los cuales provienen de México y América Central. La administración de Claudia Sheinbaum, quien asumirá la presidencia en diciembre, se vería obligada a responder a estas políticas con acciones de resistencia que podrían tensar aún más las relaciones bilaterales. En contraste, una victoria de la actual vicepresidenta Kamala Harris y su promesa de trabajar hacia una reforma migratoria más humana abriría la puerta a un diálogo más constructivo entre ambos países.
Sin embargo, este no es un tema exclusivamente de relaciones diplomáticas. Para millones de mexicanos que viven en Estados Unidos, el resultado de esta elección es profundamente personal. Trump ha demostrado ser un líder que apela a sentimientos nacionalistas y a políticas de «América Primero», lo que ha llevado a un aumento de la hostilidad hacia las comunidades inmigrantes. En este sentido, una posible victoria del republicano podría traer consigo un clima de mayor polarización y discriminación, afectando la vida de miles de familias mexicanas y centroamericanas que residen en territorio estadounidense. Por otro lado, Harris ha expresado su intención de proteger los derechos de las comunidades migrantes, lo que brinda un atisbo de esperanza a quienes buscan construir un futuro en Estados Unidos.
Y es que las ramificaciones económicas también son un factor crucial a considerar. Una victoria de Trump podría traer consigo sanciones y medidas proteccionistas que afecten el comercio entre ambos países. La renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que tanto esfuerzo requirió para ser actualizado, podría verse amenazada por una administración que busque modificar los términos para favorecer aún más a los intereses estadounidenses. En contraste, Harris ha prometido fortalecer la cooperación económica con México y América Latina, lo que podría traducirse en estabilidad para nuestras exportaciones y en una mejoría para la economía local.
A tan solo 24 horas de las elecciones, tanto la campaña de Harris como la de Trump están enfocadas en asegurar que sus simpatizantes acudan a las urnas. En los mítines políticos, la consigna es clara: «Vota». Ambos bandos están conscientes de que esta elección podría definirse por un estrecho margen, especialmente en estados clave como Pensilvania, Michigan y Georgia. Harris ha buscado atraer a las minorías, incluyendo a la comunidad latina y afroestadounidense, mientras que Trump ha redoblado sus esfuerzos en su base más conservadora, apelando a temas como la seguridad y la economía.
Resulta y resalta que la polarización en Estados Unidos es evidente, y esta elección no solo marcará el rumbo de la política interna, sino que sus efectos se sentirán en México y en gran parte del mundo. La incertidumbre que genera este proceso electoral ha causado un alza en el dólar frente al peso, lo que afecta directamente el bolsillo de los mexicanos. Además, el impacto en los mercados internacionales podría traer consigo consecuencias aún mayores si Trump opta por políticas aislacionistas que limiten el comercio y la inversión extranjera.
En última instancia, México necesita una administración en Washington que permita una relación bilateral sólida y productiva. Una victoria de Harris podría abrir la puerta a una nueva era de colaboración y respeto mutuo, mientras que un triunfo de Trump plantea un desafío monumental para la diplomacia mexicana y para la estabilidad de la región. En un momento tan crítico, el llamado es a la reflexión y a la esperanza de que, independientemente del resultado, ambos países encuentren caminos para trabajar en conjunto.
Con los ojos del mundo puestos en esta elección, la frase «Vota» resuena con más fuerza que nunca. Aunque no podemos votar en esta contienda, el impacto de los resultados se sentirá en nuestras fronteras, nuestras economías y nuestras vidas. Es momento de estar atentos y preparados para lo que venga, y confiar en que México, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, sabrá afrontar los desafíos que el futuro depara.
Por eso somos los rompenueces.