Pos, ¿qué creen? La reciente pausa a los aranceles por parte de Estados Unidos ha vuelto a poner en evidencia una realidad innegable: no se puede confiar en ese país, y mucho menos en Donald Trump. El acuerdo alcanzado ahora es muy distinto al primero y deja claro que la amenaza de medidas comerciales agresivas sigue latente. En abril, Trump ha anunciado que aplicará aranceles recíprocos a aquellos países que apliquen medidas similares a los productos estadounidenses. Esto demuestra que Estados Unidos no busca estabilidad ni respeto en sus relaciones comerciales, sino imponer condiciones a su conveniencia.
Y es que Claudia Sheinbaum, jefa del Ejecutivo, pareciera estarse adelantando, ya que ha destacado este hecho y ha celebrado la masiva participación ciudadana en el Zócalo, reflejo de un pueblo consciente de la coyuntura actual. En este escenario, Trump ha vuelto a lanzar descalificaciones contra México en entrevistas con medios estadounidenses, aunque sus declaraciones suelen estar descontextualizadas. No obstante, lo que subyace en esta nueva prórroga es una diferencia crucial: mientras que en febrero los aranceles estaban condicionados al tráfico de fentanilo en la región, ahora la amenaza se ha generalizado con aranceles recíprocos.
Resulta y resalta que el problema radica en que, a pesar de contar con un tratado comercial, México sigue en la mira de Estados Unidos. La lógica detrás de la decisión de Trump es simple: castigar a quienes no actúen de acuerdo con sus reglas unilaterales. No importa que México tenga un acuerdo comercial sólido que debería protegerlo de estos aranceles, porque la realidad es que Trump y su administración han demostrado, una y otra vez, que los compromisos internacionales solo les importan cuando les benefician. En este contexto, el llamado «pacto» no es una garantía de estabilidad, sino una hoja de papel que Trump usa según su conveniencia.
Pos Sheinbaum ha destacado la participación del pueblo en la concentración en el Zócalo, un mensaje claro de respaldo a la soberanía nacional. Además, la presencia de empresarios y de la mayoría de los gobernadores, con la excepción de la mandataria de Chihuahua, María Eugenia Campos, refuerza la idea de que México está unido ante la amenaza de decisiones arbitrarias desde Washington.
Si bien Sheinbaum ha sido reconocida por su capacidad para dialogar con Trump y alcanzar acuerdos, es importante señalar que estos logros no dependen de la voluntad del expresidente estadounidense, sino de dos factores clave. Primero, la estrategia del gobierno mexicano, que ha apostado por el diálogo en lugar de la confrontación directa. Segundo, el respaldo popular, que ha fortalecido la posición de México en estas negociaciones. Como bien lo mencionó la mandataria: «Si nosotros no tuviéramos este apoyo del pueblo de México, si no tuviéramos autoridad moral, política, si México no estuviera fuerte… México está fuerte en lo económico, en lo social y en lo político, y eso nos permite establecer una relación de igualdad».
En contraste con la postura hostil de Trump, el panorama con Canadá parece más prometedor. Sheinbaum felicitó al nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, y se mostró optimista en cuanto a la relación bilateral basada en el respeto mutuo y en los lazos económicos existentes. Esto contrasta con la actitud beligerante de Trump, quien busca dividir y condicionar a sus socios comerciales.
Por otro lado, las críticas opositoras a la asamblea en el Zócalo no se hicieron esperar. Sin embargo, sus ataques carecen de fundamento. Como lo expresó Sheinbaum, estas voces buscan desacreditar cualquier acción del gobierno, incluso cuando los resultados son positivos para México. «Están enojadísimos porque les hubiera gustado que le hubiera ido re’mal a México», afirmó la mandataria, evidenciando la falta de argumentos de quienes desearían ver fracasar las gestiones en favor del país.
