Diego no puede dormir. Es domingo. Mañana iniciará un nuevo ciclo escolar y está ansioso por reencontrarse con sus compañeros que no ha visto durante el verano. No alcanzó el dinero a sus papás para enviarlo a algún curso o de vacaciones. Las semanas se consumieron lentamente, en tardes de videojuegos, visitas a familiares y en ayuda a las labores familiares. Pasó a sexto de primaria.
El fin de semana anterior acompañó a su madre a comprar la larga lista de útiles escolares de él y de sus dos hermanos menores. Diego asiste a una escuela pública, pero sus padres no pudieron pagar las cuotas de inscripción que de manera “voluntaria” les pide la asociación de padres de familia, su papá empeñó su reloj y su madre las joyas heredadas de su abuela.
Diego es uno de los 25 millones de alumnos de nivel básico que el 28 de agosto regresaron a clases en 34 mil escuelas públicas y privadas en el país. Inició un nuevo ciclo escolar y con éste, las prisas y el aumento del tránsito por las mañanas y tardes. Las tareas y los gastos de las actividades complementarias.
El tema predominante en las vacaciones fue la polémica en torno a los contenidos de los nuevos libros de texto. Al final, el gobierno y la oposición discutieron, se pelearon y cada quien obtuvo los dividendos políticos que pudo. Quedó demostrado que ni al gobierno, ni a la oposición les interesa realmente la educación. Su objetivo es electoral. Quedaron envueltos en el frenesí de la sucesión adelantada del presidente de la República. Se podría hacer tanto a favor de la educación y al final de cuentas, no se hace nada.
La discusión sobre los libros de texto gratuito llegó a un callejón sin salida. Al final de cuentas, el gobierno repartió los libros en la gran mayoría de estados, mientras que los gobiernos de oposición que hicieron berrinche y se negaron a repartir los libros, de ahora en adelante enfrentarán los reclamos del magisterio y de los padres de familia, porque sus hijos carecen de uno de los materiales básicos para el proceso de aprendizaje.
Por ver el árbol, no se aprecia el bosque. El tema de los libros de texto no es el asunto principal de la problemática educativa. El problema estructural está en la falta de escuelas con las instalaciones adecuadas y el equipamiento necesario para que las niñas y los niños de las zonas más necesitadas estudien; además se requiere el mejoramiento de los salarios de los profesores y su adecuada capacitación.
Por estar concentrados en la polémica de los libros de texto, ni el gobierno ni la oposición dijo nada del exponencial aumento en los precios de los útiles escolares. Algunos vivales, literalmente, hicieron su agosto. Tampoco nadie dijo nada del aumento desmesurado de las colegiaturas en las escuelas privadas, que van del 20% hasta el 80% con respecto al año anterior.
El regreso a clases es una gran experiencia para Diego y para 25 millones de las niñas, niños y adolescentes, pero para los partidos es un botín y sus padres clientela política. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?
La política es de bronce.