Pos algo tienen que hacer las autoridades de todos los niveles, pues, para tratar de revertir el grave problema que tiene Juárez en cuanto a la violencia familiar, porque los reportes de la Policía Municipal son alarmantes y esto trajo que la ciudad ocupara el primer lugar nacional en este fenómeno en el 2023.
Y es que la violencia familiar se considera por el uso de la fuerza física o moral así como la omisión grave, que de manera reiterada se ejerce, dicen los especialistas y las leyes mexicanas, en contra de un miembro de la familia por otro integrante de la misma contra su integridad física, psíquica o ambas, independientemente de que pueda producir o no lesiones, y pos eso lo vemos todos los días en esta frontera.
Dentro de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, se encuentra la Dirección Especializada en Violencia Familiar y de Género, que según sus cifras cada mes hay un promedio de 105 personas detenidas por este delito, sin contar por supuesto, todas las que no se registran, que son muchas más.
La violencia familiar está concentrada en el suroriente, pero también hay muchos casos en el poniente de la ciudad, y afecta a personas de todas las edades, géneros y estratos sociales. Los informes indican que la cosa se ha puesto grave, pues los casos han ido en aumento, con una variedad de factores contribuyentes, desde tensiones económicas hasta problemas de salud mental.
Para finales de 2023, había en uso casi 70 brazaletes de seguridad, que fueron colocados a mujeres que fueron víctimas, con el fin de protegerlas, pero a pesar de los esfuerzos por combatir esto, la dimensión y gravedad de los incidentes intrafamiliares persisten, generando consecuencias profundas y preocupantes.
Algunos policías de la Dirección Especializada en Violencia Familiar y de Género, aceptan que uno de los aspectos más preocupantes es la subnotificación de casos, pues, que esto es cuando las víctimas optan por el silencio, ya sea por temor a represalias, estigma social o desconfianza en las instituciones. Y pos esto, sabemos, dificulta la implementación de estrategias efectivas para abordar el problema de manera integral.
La violencia familiar no solo tiene consecuencias inmediatas, sino que también deja cicatrices emocionales y psicológicas a largo plazo en las víctimas, especialmente en los niños que crecen en un entorno marcado por la violencia doméstica. Estas experiencias pueden perpetuar un ciclo intergeneracional de abuso, contribuyendo a la complejidad del problema.
Todo este problemón lleva a otro tipo de violencia, debido al resentimiento de integrantes de la familia, que son un caldo de cultivo para los vendedores de drogas que se han apoderado de muchas colonias, donde precisamente la violencia familiar está muy alta.
Se requieren medidas que incluyan la sensibilización pública, la promoción de la denuncia segura, y el fortalecimiento de los servicios de apoyo y rehabilitación para las víctimas.
Por eso somos los rompenueces.