Claudia Sheinbaum: Con el reto de reforzar la 4T y sacar adelante a México

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Pos la historia de México se encuentra en una encrucijada, y como testigos de este momento, somos parte de un proceso transformador que ha sido liderado por un hombre cuya visión y compromiso han sido inquebrantables: Andrés Manuel López Obrador. Con el inicio del mandato de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, no solo se marca un punto histórico, sino que se asegura la continuidad de la Cuarta Transformación (4T), un proyecto de nación que ha sentado las bases para un país más justo, equitativo y próspero.

Sheinbaum ha asumido el bastón de mando con determinación, prometiendo no fallar al pueblo mexicano. En su primer mensaje en el Zócalo de la Ciudad de México, envió un claro mensaje de compromiso: “Entregaré mi conocimiento, mi alma, mi vida y lo mejor de mí misma por el bienestar del pueblo de México”. Este juramento no es solo un símbolo de su responsabilidad como líder, sino que también es una reafirmación del legado que deja López Obrador: el pueblo siempre es primero. Al asumir este cargo, Sheinbaum se convierte en la custodia del legado de la 4T y de los sueños de millones de mexicanos que han depositado su confianza en este proyecto.

El país ha cambiado de manera irreversible bajo la administración de López Obrador. Su gobierno no solo restauró la dignidad del pueblo mexicano, sino que también implementó políticas que priorizan el bienestar social, los derechos humanos y la igualdad. La lucha contra la corrupción, el impulso de la economía popular, la autosuficiencia alimentaria y energética, y la creación de un estado de bienestar han sido pilares fundamentales. Estos principios no desaparecerán con su partida; más bien, se profundizarán con Sheinbaum a la cabeza.

El hecho de que México esté siendo liderado por una mujer es, en sí mismo, un hecho revolucionario. No solo es una reivindicación de los derechos de las mujeres, sino también una demostración de que las mujeres pueden y deben ocupar los más altos cargos de poder en la nación. Sheinbaum ha dejado claro que uno de los pilares de su gobierno será la lucha por la igualdad sustantiva de las mujeres. Desde su llegada al poder, se ha comprometido a impulsar reformas que garanticen el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, a cerrar la brecha salarial, y a establecer el feminicidio como un delito penal uniforme en todos los estados.

Y es que este enfoque feminista y progresista no es accidental. Es una continuación lógica del proyecto de la 4T, que ha buscado siempre incluir a los más marginados en el progreso del país. Las mujeres, especialmente las de comunidades indígenas y afromexicanas, ahora ven reflejadas sus luchas en la figura de la presidenta Sheinbaum. Al recibir el bastón de mando de manos de mujeres de estas comunidades, Sheinbaum no solo está recibiendo un símbolo de poder político y espiritual, sino que también está aceptando la responsabilidad de saldar la deuda histórica con estos pueblos. La reforma recién aprobada para reconocer los derechos de los sectores indígenas y afromexicanos es un paso importante en este sentido, pero el compromiso va más allá: Sheinbaum debe ser una voz activa para estas comunidades durante todo su mandato.

Resulta y resalta que Sheinbaum ha llamado a esta nueva etapa de su gobierno «el segundo piso de la Cuarta Transformación». Este término, aunque simbólico, implica una consolidación y expansión de lo ya logrado por López Obrador. La primera fase de la 4T fue construir las bases: combatir la corrupción, redistribuir la riqueza, garantizar los derechos sociales básicos y restituir el poder al pueblo. Ahora, el segundo piso implica llevar estas políticas a un nivel más profundo y asegurar su permanencia en el tiempo.

La presidenta ha reiterado su compromiso con los programas de bienestar iniciados por López Obrador, pero también ha anunciado nuevos proyectos que buscan ampliar el alcance de estas políticas. Entre ellos, el programa «Salud en tu Casa», la contratación de 20 mil médicos y enfermeras, el fortalecimiento de la educación superior con la consolidación de universidades como las Benito Juárez y las Rosario Castellanos, y la creación de 100 nuevos parques industriales. Estos proyectos no solo buscan mejorar la calidad de vida de los mexicanos, sino que también apuntan a crear una economía más justa y equitativa.

En cuanto a la seguridad, uno de los desafíos más grandes que enfrenta México, Sheinbaum ha prometido una estrategia integral para reducir los delitos de alto impacto. Reafirmó que no regresará a la «irresponsable guerra contra el narco» de gobiernos anteriores, una estrategia que tanto daño causó al país. En su lugar, consolidará la Guardia Nacional bajo la Secretaría de la Defensa Nacional, asegurando que esta fuerza sea un instrumento para la paz y la justicia, no para la represión.

Aunque Sheinbaum ha prometido continuidad con los principios de la 4T, su liderazgo también traerá nuevas ideas y enfoques a los problemas que enfrenta México. A diferencia de López Obrador, quien siempre ha sido percibido como una figura paternalista, Sheinbaum representa una nueva visión más técnica y académica del liderazgo. Esto no significa que carezca de carisma o de conexión con el pueblo, sino que su enfoque será más estratégico y basado en datos, algo que puede traer beneficios significativos en áreas como la ciencia, la tecnología y el desarrollo sostenible.

Un área en la que Sheinbaum ha hecho especial énfasis es en la política exterior, donde ha reiterado su compromiso con la autodeterminación de los pueblos y la no intervención, pero también ha dado la bienvenida a la inversión privada, especialmente en el marco del nuevo Consejo para el Desarrollo Nacional y la Relocalización. Este consejo, en colaboración con sectores empresariales, buscará crear nuevos polos de bienestar en el país, generando empleos y reduciendo la dependencia de industrias extranjeras.

Pos no nos queda duda que Andrés Manuel López Obrador deja un legado imborrable en la historia de México. No solo ha transformado la manera en que se concibe la política en el país, sino que ha sentado las bases para un futuro más justo y equitativo. Ahora, con Claudia Sheinbaum al frente, ese legado no solo se preserva, sino que se fortalece. La primera mujer presidenta de México tiene el mandato de continuar con los principios de la 4T y llevarlos a nuevas alturas, asegurando que el país siga avanzando por el camino del progreso, la justicia y el bienestar para todos.

En su discurso inaugural, Sheinbaum lo dejó claro: «No les voy a fallar». Y con esas palabras, se abre un nuevo capítulo en la historia de México, uno que continuará la lucha por un país mejor, un país que sigue escribiendo su propio destino de la mano de su pueblo y de su nueva líder.

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