Pos el 2024 quedó atrás, y con él, un capítulo particularmente desafiante para Ciudad Juárez. Los retos que enfrentó nuestra frontera durante este año fueron enormes, marcados por problemáticas que, aunque no nuevas, alcanzaron matices de urgencia que no pueden ser ignorados.
La violencia, si bien mostró una tendencia a la baja, continúa siendo una sombra que persiste sobre nuestras calles. Este fenómeno está estrechamente vinculado al flujo migratorio que sigue moldeando la dinámica social, económica y cultural de la región.
El fenómeno migratorio se ha convertido en un eje central de la vida en Juárez. Decenas de miles de personas han llegado en busca de mejores oportunidades, huyendo de la violencia y la pobreza en sus países de origen. Estas olas migratorias han puesto una presión sin precedentes sobre la infraestructura local, desde los albergues hasta los sistemas de salud y educación.
Si bien los esfuerzos de organizaciones civiles y gubernamentales han sido notables, la capacidad de respuesta sigue siendo insuficiente para atender las necesidades de una crisis humanitaria de esta magnitud.
En el 2024, la comunidad juarense también enfrentó el reto de recuperar su seguridad. Aunque los índices de violencia se redujeron en comparación con años anteriores, el cambio no ha sido suficiente para devolver la tranquilidad plena.
Las ejecuciones y los enfrentamientos entre grupos delictivos persisten, afectando la percepción de seguridad de los ciudadanos y limitando el desarrollo social y económico. Los avances obtenidos son un paso en la dirección correcta, pero queda claro que erradicar la violencia es una tarea que requiere un compromiso constante y de largo plazo.
A esto se suma un escenario internacional que promete impactar directamente en nuestra frontera: el regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos. El mandatario, conocido por su postura dura respecto a la migración y su retórica polarizadora, plantea un futuro incierto para Ciudad Juárez.
Las políticas migratorias restrictivas y la posibilidad de reinstaurar programas como el «Remain in Mexico» podrían intensificar la crisis humanitaria en nuestra región. Estas medidas, aunque disfrazadas de control, suelen tener efectos contraproducentes, sobrecargando a ciudades como la nuestra y generando un clima de tensión y desesperación.
Y es que el 2025, por lo tanto, se vislumbra como un año de retos similares, si no mayores. Ante este panorama, resulta crucial que los liderazgos locales y estatales adopten una postura pragmática y solidaria. Este no es el momento para la politización de los problemas, ni para las pugnas partidistas que han demostrado ser inútiles frente a las necesidades reales de la población. La situación demanda una visión unificada, basada en el bienestar colectivo y no en los intereses de unos cuantos.
Resulta y resalta que Ciudad Juárez tiene una larga historia de resiliencia. Nuestra comunidad ha demostrado, una y otra vez, que es capaz de sobreponerse a las adversidades. Sin embargo, esta fortaleza no debe ser excusa para que las autoridades relajen sus esfuerzos. Por el contrario, deben redoblarse las iniciativas que promuevan la seguridad, la inclusión social y el desarrollo económico. Asimismo, es fundamental mantener la colaboración con organizaciones internacionales y fortalecer las redes de apoyo para los migrantes.
El futuro inmediato no será fácil, pues. Las condiciones políticas y sociales nos desafían a encontrar soluciones creativas y efectivas. Pero también representan una oportunidad para demostrar que Ciudad Juárez es más que una ciudad frontera; es un espacio donde la diversidad y la esperanza pueden florecer, incluso en los momentos más difíciles.
Para lograrlo, es imperativo que dejemos de lado las divisiones. Este es un llamado a la unidad, a la acción coordinada y al compromiso con el bienestar de todos los juarenses. El 2025 será un año de pruebas, pero también puede ser un año de grandes logros si trabajamos juntos para enfrentar los retos que nos esperan. Porque en Ciudad Juárez, sabemos que el verdadero progreso empieza cuando dejamos de lado las diferencias y ponemos por delante el bienestar colectivo.
Les deseamos a todos un Feliz Año 2025.