Pos el inicio de 2025 marca un momento de esperanza para millones de mexicanos que, con renovado entusiasmo, ven en este nuevo año una oportunidad para avanzar hacia un mejor país. Este sentimiento generalizado queda evidenciado en la reciente encuesta realizada por el diario nacional El Financiero, la cual revela que una amplia mayoría de los mexicanos, un 87 por ciento, espera que este año sea “muy bueno o bueno”.
El dato no es menor. Este optimismo representa un incremento de 12 puntos porcentuales respecto al 2024, cuando el 75 por ciento de los encuestados compartía una visión positiva sobre el futuro inmediato. Además, si se evalúa el balance del año pasado, el 59 por ciento de los entrevistados calificó 2024 como un año positivo, lo que supone un aumento significativo frente al 41 por ciento registrado en 2023. Estos números son una clara evidencia de que el optimismo se ha consolidado como una actitud predominante entre los mexicanos.
Y es que uno de los factores que alimenta este optimismo colectivo es la expectativa de una mejora en la economía. Según los datos de la encuesta, el 66 por ciento de los participantes considera que la situación económica del país mejorará durante este año. Este porcentaje no solo es alentador, sino también histórico en comparación con mediciones previas. Frente a este panorama, apenas un 9 por ciento cree que la economía podría empeorar, mientras que el 20 por ciento opina que las condiciones se mantendrán estables.
Resulta y resalta que este optimismo económico no surge en un vacío. Durante los últimos años, múltiples políticas públicas enfocadas en el fortalecimiento del mercado interno, la promoción de la industria nacional y la inversión en infraestructura han comenzado a rendir frutos visibles.
Además, pues, la estabilidad del peso frente al dólar y una inflación controlada han contribuido a generar confianza entre los ciudadanos y los sectores productivos.
Otro tema muy importante que refleja el optimismo de los mexicanos es la seguridad pública. Según el estudio, el 64 por ciento de los encuestados confía en que este año se registrarán avances significativos en esta materia, mientras que solo el 11 por ciento teme un deterioro de la situación y el 23 por ciento cree que las condiciones se mantendrán igual.
Este cambio de percepción respecto a la seguridad no es fortuito. Programas de prevención del delito, mayores recursos destinados a las fuerzas de seguridad y una estrategia integral que combina tecnología, inteligencia y participación ciudadana han comenzado a dar resultados palpables. Si bien los retos aún son enormes, este optimismo muestra que los ciudadanos perciben un esfuerzo sostenido para devolver la tranquilidad a sus comunidades.
El aumento de las expectativas positivas en los ámbitos económico y de seguridad pública no solo refleja un cambio en la percepción ciudadana, sino también un sentido de unidad y esperanza en el futuro del país. En un mundo donde las crisis globales y los desafíos locales parecen interminables, el optimismo colectivo se erige como un motor poderoso para el cambio.
Sin embargo, el reto radica en traducir estas expectativas en acciones concretas y resultados tangibles. Las autoridades, los sectores productivos y la sociedad en su conjunto deben trabajar de la mano para mantener este impulso y garantizar que las esperanzas depositadas en 2025 no solo sean una aspiración, sino una realidad.
El optimismo es una herramienta poderosa, pero no basta con esperar. Si algo nos enseña esta encuesta es que los mexicanos están dispuestos a creer en un mejor país, y ese es el primer paso para construirlo. Ahora, más que nunca, es vital que las instituciones respondan con responsabilidad y eficacia, que los ciudadanos mantengan su participación activa y que las voces de quienes demandan un cambio sigan escuchándose con fuerza.
2025 comienza con el pie derecho, cargado de expectativas positivas y un deseo colectivo de avanzar. Que este optimismo sea el cimiento de un país más justo, seguro y próspero para todos. Porque, al final, como bien dice el refrán popular, “la esperanza es lo último que muere”, y en México, la esperanza está más viva que nunca.
