Pos en medio de los desafíos políticos y económicos que ha enfrentado México en los últimos años, el peso ha sido un fiel reflejo de la estabilidad y los altibajos que acompañan a la economía del país. Recientemente, las turbulencias derivadas de las tensiones entre el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) y el sector empresarial, que ha mostrado su desacuerdo con la reforma judicial, llevaron a la moneda a experimentar una depreciación más o menos fuerte. Sin embargo, tras este periodo de incertidumbre, el peso ha comenzado a forjar un nuevo camino, sustentado en una serie de medidas que buscan consolidar su estabilidad, destacando el liderazgo económico del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Esta semana, el peso mexicano recuperó terreno frente al dólar, registrando una apreciación del 0.09 por ciento al cierre del jueves, luego de que el Banco de México optara por reducir la tasa de interés en un cuarto de punto. Este movimiento fue crucial para devolverle confianza a los mercados, y aunque el banco central estadounidense había implementado un recorte más agresivo la semana pasada, el mensaje fue claro: México seguirá su propio ritmo, sin imitar decisiones externas.
Los empresarios, que desde un principio mostraron resistencia a las reformas judiciales impulsadas por la 4T, no tardaron en hacer sentir su influencia en los mercados. La incertidumbre que generó su oposición, sumada a un entorno internacional volátil, llevó a que el peso sufriera una depreciación del 1.57 por ciento, con la divisa alcanzando los 19.64 pesos por dólar. Sin embargo, con la reciente recuperación, México demuestra que, pese a los choques iniciales, el manejo macroeconómico ha sido prudente, priorizando la estabilidad sobre los intereses particulares de ciertos sectores empresariales.
Y es que el gobierno de la 4T ha dejado claro que sus políticas económicas buscan un desarrollo más equitativo, lo que en ocasiones entra en conflicto con los intereses de grandes empresarios. Este grupo ha manifestado su preocupación, especialmente ante la reforma judicial, al considerar que podría alterar la estabilidad institucional. Sin embargo, la administración actual ha logrado, en términos generales, mantener una economía estable, con una moneda que ha mostrado resiliencia pese a los embates.
El panorama internacional también juega a favor del peso. El crecimiento sólido en Estados Unidos, el principal socio comercial de México, junto con las medidas adoptadas por China para reactivar su economía, han contribuido a sostener el tipo de cambio. El Banco de México, al mantener una postura de reducción gradual en las tasas de interés, ha enviado un mensaje de prudencia, el cual ha sido bien recibido por los inversionistas.
Resulta y resalta que con un tipo de cambio que osciló ayer entre un máximo de 19.7540 y un mínimo de 19.5400 unidades por dólar, los mercados muestran señales de estabilización. No obstante, la clave del futuro del peso dependerá de las medidas que el gobierno y el Banco de México adopten para enfrentar los desafíos tanto internos como externos.
La reducción de la tasa de interés, aunque moderada, es parte de una estrategia que busca equilibrar el costo del crédito y promover un crecimiento sostenible. Al mismo tiempo, es necesario que el gobierno mantenga el diálogo abierto con los sectores empresariales, ya que una economía que apuesta por el desarrollo a largo plazo requiere el apoyo de todos los actores, incluidos aquellos que se han mostrado críticos hacia la reforma judicial.
Mientras México sigue ajustando su economía a las nuevas realidades, el entorno global también juega un papel crucial. El empuje de las materias primas, la expansión económica en Estados Unidos y el estímulo fiscal anunciado por China, son factores que seguirán beneficiando a la economía mexicana. Si bien el mercado petrolero ha mostrado signos de debilidad, con caídas en los precios del crudo debido a la posibilidad de que Arabia Saudita aumente su producción, otros sectores como el minero han experimentado un repunte, impulsado por el alza en los precios del oro y el cobre.
Este contexto internacional favorable podría ser el catalizador que la economía mexicana necesita para consolidar la recuperación del peso y fortalecer su economía en los próximos meses. No obstante, el desafío será lograr que esta recuperación sea sostenida y que las tensiones políticas, como la que ha surgido por la reforma judicial, no se conviertan en un obstáculo para el desarrollo del país.
Buen fin de semana.
Por eso somos los rompenueces.