Pos en un giro desesperado y poco estratégico, la excandidata presidencial Xóchitl Gálvez ha presentado una impugnación contra los resultados electorales del pasado 2 de junio.
Este movimiento, impulsado y mal aconsejado por Marko Cortés, presidente del PAN, y Alejandro “Alito” Moreno, líder del PRI, no hace más que hundir aún más su credibilidad y la de su coalición.
Y es que el el documento de mil 765 páginas, entregado al INE, está repleto de acusaciones y argumentos que, aunque serios, no cambian la realidad: la mayoría del electorado votó por Claudia Sheinbaum.
Es preocupante ver cómo Gálvez, en lugar de aceptar su derrota con dignidad, se adentra en un mar de tecnicismos legales y denuncias de la intervención presidencial y otras supuestas irregularidades.
Resulta y resalta que sí, es verdad que el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo uso de sus conferencias mañaneras para apoyar a Sheinbaum y criticar a la oposición. La cifra de 351 menciones positivas hacia Sheinbaum y 96 negativas hacia Gálvez no es trivial. Sin embargo, la realidad es que la ciudadanía, cansada de la política tradicional y los mismos rostros de siempre, ha elegido a Claudia Sheinbaum con un mandato claro y rotundo.
Y es que Xóchitl Gálvez asegura que no pide la nulidad de la elección, sino que se reconozcan las circunstancias que rodearon el proceso. Sin embargo, este tipo de peticiones solo buscan deslegitimar el resultado y crear una sombra de duda sobre un proceso que, aunque imperfecto, reflejó la voluntad popular.
Pos la intervención del presidente, la violencia política, la propaganda millonaria sin declarar, y la injerencia de sindicatos y funcionarios son aspectos que, aunque preocupantes, no justifican una impugnación que roza lo absurdo.
Gálvez y sus consejeros deben darse cuenta de que su estrategia solo les está haciendo daño. Impugnar un resultado tan contundente no solo es inútil, sino que además daña su imagen y la de sus partidos aliados. En lugar de concentrarse en construir una oposición fuerte y cohesionada para el futuro, están perdiendo tiempo y recursos en una batalla legal que ya está perdida.
Ansina que la realidad es que Claudia Sheinbaum ganó con una mayoría clara. La ciudadanía votó por ella no solo por su campaña, sino también por el hartazgo hacia los partidos tradicionales que no han sabido reinventarse ni ofrecer soluciones reales a los problemas del país. En lugar de aceptar esto y trabajar en mejorar, Gálvez y sus aliados prefieren escudarse en tecnicismos y denuncias que no cambiarán el resultado final.
Pos debería ser un momento de que Xóchitl Gálvez y sus consejeros se den cuenta de que han perdido. Persistir en esta impugnación solo los hace ver como malos perdedores y les resta credibilidad. Es tiempo de aceptar la derrota con dignidad, aprender de los errores y comenzar a trabajar desde la oposición para construir un mejor futuro para México. La ciudadanía merece una oposición que trabaje con seriedad y responsabilidad, no una que se aferre a impugnaciones sin sentido.
Nos vemos el próximo lunes. Pase un bonito fin de semana.
Por eso somos los rompenueces.
