El teatro del PRI contra la reforma judicial

spot_imgspot_img

Pos en los últimos años, la oposición en México ha ido perdiendo la confianza del pueblo. Lo que antes fue un contrapeso necesario para el equilibrio democrático, hoy parece una estructura frágil que lucha desesperadamente por sobrevivir. La última jugada del PRI, bajo la dirección de Alejandro Moreno Cárdenas, ha sido el anuncio de amenazas recibidas por sus senadores, aparentemente provenientes de grupos cercanos al crimen organizado, para forzarlos a votar a favor de la reforma judicial impulsada por el gobierno de Morena. Este supuesto escenario de violencia política es un nuevo capítulo en la narrativa de victimización que la oposición ha construido, intentando mantener una relevancia que ya no logra sostener.

Y es que el argumento que plantea Moreno no es solo un intento desesperado de justificar su resistencia a una reforma necesaria, sino también una estrategia mediática para volver a atraer los reflectores, en un contexto en el que su liderazgo ha sido cuestionado tanto dentro como fuera de su propio partido. La acusación de que los legisladores de oposición están siendo presionados por el crimen organizado no solo suena alarmista, sino que, para muchos, es simplemente una cortina de humo que busca desviar la atención de los verdaderos problemas internos que enfrenta el PRI y otros partidos opositores.

La reforma judicial, presentada por Morena y sus aliados, ha sido objeto de polémica desde el primer día. Para los sectores más conservadores, representa una amenaza a su status quo y, para los opositores, un intento del gobierno por concentrar más poder. Sin embargo, detrás de la retórica política, la reforma toca temas de fondo que son esenciales para mejorar el sistema de justicia en México, un país que, durante décadas, ha sufrido por la corrupción y la ineficiencia en este ámbito.

Resulta y resalta que la mayoría de los mexicanos ya no cree en la oposición tal como la conocíamos. Los partidos tradicionales, PRI, PAN y PRD, han fallado una y otra vez en ser una alternativa viable. Sus alianzas han sido vistas con escepticismo, y sus ataques constantes a la 4T no han hecho más que resaltar su desconexión con las necesidades reales de la población. La judicialización de la política y la politización de la justicia, estrategias recurrentes de estos partidos, no hacen más que desgastar la confianza del ciudadano común en las instituciones.

La denuncia de Alejandro Moreno, difundida en redes sociales, pinta un panorama inquietante: senadores amenazados por criminales para forzarlos a votar a favor de la reforma judicial. Este tipo de acusaciones son serias y merecen una investigación rigurosa, pero el modo en que se presentan al público no deja de levantar sospechas sobre su veracidad o su intención.

El líder del PRI asegura que, para garantizar la seguridad de los 15 senadores de su partido, se han concentrado en un hotel de la Ciudad de México, desde donde acudirán en bloque a la sesión del Senado en la que se discutirá la reforma. Este gesto, por más dramático que suene, tiene un innegable aroma a teatralidad. No es la primera vez que Moreno recurre a este tipo de maniobras para intentar mostrarse como un defensor de la democracia, pero es difícil no preguntarse si estas amenazas no son más que una herramienta más en su arsenal de estrategias políticas.

El PRI, bajo la dirección de Moreno Cárdenas, ha intentado proyectarse como la última barrera contra lo que consideran una «dictadura» en ciernes, liderada por Morena y su proyecto de transformación. Sin embargo, esta narrativa está cada vez más desgastada. El problema del PRI no es la falta de ideas o de capacidad de lucha; el problema es que han perdido el respaldo de una ciudadanía que ya no confía en sus promesas ni en su palabra.

El líder tricolor ha sido claro en su mensaje: el PRI no permitirá que se instaure una dictadura en México. Pero, ¿quién les cree ya? La ciudadanía ha visto cómo, en las últimas décadas, este partido ha sido sinónimo de corrupción, impunidad y privilegios. Hablar ahora de una supuesta amenaza a la democracia parece más un intento por distraer al público de sus propios fracasos y de la crisis interna que enfrenta.

Desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia, los partidos de oposición han buscado constantemente frenar sus reformas, muchas veces sin ofrecer propuestas alternativas reales. Esta resistencia, más que una defensa de los principios democráticos, parece un intento por mantener sus viejos privilegios. Los conservadores, acostumbrados a un sistema de justicia que les beneficiaba, ahora se ven obligados a enfrentar una reforma que, aunque no es perfecta, busca corregir algunos de los problemas más profundos del país.

La estrategia de Morena ha sido clara: avanzar en sus reformas, a pesar de la oposición. El discurso de Alejandro Moreno sobre las amenazas y el crimen organizado es una muestra de la desesperación de la oposición, que, al no tener los votos suficientes para frenar la reforma judicial, recurre a tácticas que rozan lo absurdo.

El país está en un proceso de cambio profundo, y este cambio genera miedo en aquellos que siempre han vivido de las viejas estructuras de poder. Pero el camino hacia una verdadera democracia pasa por un sistema de justicia que funcione para todos, y no solo para unos pocos privilegiados.

El futuro de la oposición en México es incierto. Con partidos que han perdido su rumbo y líderes que recurren a tácticas desesperadas, es difícil ver cómo pueden volver a ganarse la confianza del pueblo. Las denuncias de amenazas, ya sean reales o fabricadas, solo exacerban la percepción de que están más interesados en mantener el poder que en servir al país.

Alejandro Moreno y el PRI deberían estar más preocupados por construir una verdadera agenda política que responda a las necesidades de los mexicanos, en lugar de inventar teorías de conspiración que solo alimentan el cinismo y la desconfianza en la clase política.

El país necesita una oposición fuerte y capaz, pero lo que vemos hoy es una oposición atrapada en su propia incapacidad, buscando culpables externos en lugar de enfrentar sus propios errores. Y mientras tanto, México sigue esperando las reformas que realmente lo transformen.

Por eso somos los rompenueces.

spot_imgspot_img
spot_imgspot_img
spot_imgspot_img
spot_imgspot_img

Noticias Recientes

Impugnaciones a reforma al PJ, sin fundamento legal: AMLO

Si bien quienes objetan la reforma judicial están en...

Termómetro se mantiene en los 34 grados

La Dirección de Protección Civil informa que para hoy...

Se reúne IMM con Club Rotario Ejecutivo Juárez

Con el objetivo de compartir información sobre la atención...

Invitan a convención de comics

El próximo 28 y 29 de septiembre se llevará...

Pavimenta Obras Públicas calles con concreto hidráulico

Como parte de las obras presupuestadas con inversión del...
spot_imgspot_img
spot_img
spot_imgspot_img
spot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí