Pos, ¿qué creen? La Cuarta Transformación no es solo un gobierno, no es una consigna vacía, y mucho menos un proyecto efímero. Es el reflejo de un pueblo que ha decidido no volver a ser marginado, que ha tomado las riendas de su destino y que, día con día, sigue consolidando un cambio histórico. Lo que vimos ayer con la presidenta Claudia Sheinbaum en Hidalgo, donde destacó el papel del pueblo como el verdadero sostén de la 4T, es solo una muestra del gran momento que vive este movimiento.
La inauguración de la carretera Real del Monte-Huasca no fue solo un acto protocolario; fue un recordatorio del papel central que el pueblo tiene en esta transformación. Al citar el artículo 39 de la Constitución, Sheinbaum no hizo más que recordarnos una verdad innegable: la soberanía de la nación radica en el pueblo. Y ese pueblo, empoderado y vibrante, es el que ha sostenido a los gobiernos de la 4T, llevándolos al triunfo una y otra vez, a pesar del incesante embate de una oposición que cada día parece más irrelevante.
Y es que históricamente, las grandes transformaciones de México han tenido una constante: el pueblo. Fue el pueblo el que se levantó contra la corona española en la Independencia; fue el pueblo el que defendió las Leyes de Reforma y sostuvo a Juárez; fue el pueblo el que luchó contra la dictadura porfirista en la Revolución. Y hoy, es el pueblo el que impulsa la Cuarta Transformación, un proceso que no se puede entender sin la participación masiva de la ciudadanía.
Este empoderamiento popular es también la razón por la cual la oposición no logra entender cómo, a pesar de sus campañas de miedo y desinformación, el respaldo a la 4T sigue en aumento. Porque no entienden que los gobiernos deben ser del pueblo, que no pueden desvincularse de la realidad de la gente y gobernar solo para unos cuantos. Esa es la gran lección que AMLO dejó y que Sheinbaum está consolidando: un gobierno que no camina solo, sino acompañado por el pueblo.
Resulta y resalta que en el contexto internacional, esta visión también cobra fuerza. Las amenazas arancelarias de Donald Trump son un recordatorio de que la soberanía de México debe ser defendida constantemente. Sin embargo, Sheinbaum ha dejado claro que la solidez de nuestro país no radica en los caprichos de un presidente extranjero, sino en la fortaleza de su pueblo. Al hablar con Trump sobre el fentanilo, Sheinbaum destacó que, a diferencia de Estados Unidos, México tiene un tejido social fuerte, basado en la familia y la solidaridad. Es ese mismo tejido el que ha sostenido a millones de migrantes en el extranjero y el que sigue nutriendo a la nación con su trabajo y remesas.
Pero la 4T no solo se trata de defender la soberanía frente a las amenazas externas, sino también de romper con los privilegios enquistados en las instituciones nacionales. Por ello, la elección de jueces por voto popular, que se llevará a cabo en junio, es uno de los grandes avances de esta transformación. Por primera vez, el pueblo decidirá quién imparte justicia, cerrando la puerta a los jueces que han servido a intereses privados y alejándose de la justicia elitista que por décadas ha protegido a los poderosos y castigado a los más pobres.
Es por eso que la Cuarta Transformación y el pueblo son inseparables. Este no es un gobierno que gobierna desde la distancia, sino que se alimenta de la participación ciudadana. Cada obra inaugurada, cada reforma impulsada, cada avance logrado, tiene un solo protagonista: el pueblo de México. Y mientras el pueblo siga respaldando este movimiento, la 4T seguirá siendo una fuerza imparable que ha cambiado y seguirá cambiando la historia del país.
