Pos los prianistas están tan desesperados con su candidata Xochitl Gálvez, que no levanta en las encuestas, que estan recurriendo al crimen organizado como última opción, para ver si levantan aunque sea algunos puntos
El exgobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones Rivera, se registró ayer en la sede del PRI como precandidato al Senado de la República para participar en el Frente Amplio por México que encabeza la panista, quien le dio el visto bueno en las últimas horas.
Vamos, pues, a recurrir a un archivo oficial del gobierno de Estados Unidos que ya fue desclasificado, solo para decirle a nuestras estimadas lectoras y queridos lectores, si no lo conocen, o si lo conocen para que no se les olvide, quién es en realidad este siniestro personaje.
El documento de cinco cuartillas fue firmado por un cónsul identificado como William Francisco y en el oficio se asegura que él y dos de sus hermanos hermanos Roberto Alcides (falleció en 2015 y fue funcionario durante el gobierno de Jorge Hank en Tijuana) y Gilberto Orestes Beltrones Rivera, “estaban fuertemente implicados en el comercio de la droga”.
Era conocido por los funcionarios del gobierno de EU, que Manlio Fabio era consumidor de cocaína. El semanario Proceso publicó el reporte y el documento fue obtenido por un medio norteamericano a través de la Ley para la Libertad de Información de Estados Unidos. En el documento se le atribuye a Beltrones haber declarado en una charla con el cónsul que Mario Ruiz Massieu “estaba directamente implicado en proteger al capo Amado Carrillo Fuentes y que por esa razón desviaba la atención hacia el cártel del Golfo”.
Beltrones, pues, está más quemado que los frijoles de doña Karlita. Y es que también en 1997, cuando Beltrones estaba por concluir su sexenio como gobernador de Sonora, un reportaje del The New York Times, elaborado por los periodistas Sam Dilon y Craig Pyes, sacudió los cimientos políticos de México. La investigación acusaba al priista de supuestamente proteger a Amado Carrillo, conocido como «El Señor de los Cielos», líder del temido Cártel de Juárez, un grupo criminal que ganó notoriedad durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
El reportaje citaba a funcionarios e inteligencia de Estados Unidos que afirmaban tener una «gran cantidad de evidencia» e informes que implicaban a Beltrones Rivera en reuniones donde narcotraficantes pagaban a políticos de alto nivel para asegurar su protección. Estas acusaciones arrojaron una sombra oscura sobre la integridad del político priista, cuestionando su ética y su compromiso con la legalidad.
Junto con Beltrones, el reportaje también señalaba a Jorge Carrillo Olea, exgobernador de Morelos, quien, según el NYT, habría sido incluido en la lista negra de Estados Unidos. La investigación apuntaba a una red de políticos de alto rango que, presuntamente, gozaban de impunidad tanto en México como en Estados Unidos, permitiéndoles ejercer un poder considerable.
A pesar de la gravedad de las acusaciones, Beltrones regresa como si nada, de la mano del prianismo, seguramente para ser el puente entre los narcos y Gálvez. De ese tamaño es la desesperación que sienten los conservadores.
Por eso somos los rompenueces.