Pos en las útlimas horas, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE) ha vuelto a entrar en el complejo entramado interno del Partido Revolucionario Institucional (PRI), poniendo en la mira nuevamente a Alejandro «Alito» Moreno.
Y es que el magistrado Reyes Rodríguez Mondragón modificó, pues, el proyecto de resolución sobre la renovación de la dirigencia del PRI, estableciendo que si la Comisión de Justicia Partidaria no resuelve las impugnaciones antes del 22 de julio, el Tribunal Electoral reasumirá el caso de forma inmediata.
Este movimiento del TRIFE deja claro que la situación de Alito Moreno como dirigente del PRI es cada vez más precaria. La presión política interna no cesa, y esta intervención judicial resalta las profundas divisiones dentro del partido.
Resulta y resalta que los cinco juicios promovidos en contra del método y la convocatoria para la elección de la dirigencia, en la que Moreno busca reelegirse, deben ser reencauzados a la Comisión de Justicia Partidaria por ser improcedentes. Sin embargo, el mandato del tribunal de que la Comisión resuelva antes del 22 de julio demuestra una clara advertencia: la paciencia se agota y la supervisión será implacable.
Pos la incapacidad de la dirigencia actual para resolver estos conflictos internos, pues, podría llevar al Tribunal a intervenir directamente, lo que sería un golpe significativo para la autoridad de Alito Moreno. Este escenario no solo pone en evidencia la debilidad de su liderazgo, sino también la falta de confianza de varios sectores del PRI en su capacidad para conducir al partido en tiempos tan críticos.
La insistencia de Moreno en perpetuar su mandato tras los desastrosos resultados en las elecciones presidenciales ha exacerbado la lucha interna. Algunos priistas están preocupados por el futuro del partido, temiendo que bajo su liderazgo, el PRI pueda continuar su declive hacia la irrelevancia política.
La presión para que el partido no desaparezca y recupere su posición como una fuerza política significativa es palpable, y muchos ven en la renovación de la dirigencia una oportunidad crucial para revitalizar al PRI.
La intervención del TRIFE y las modificaciones del proyecto de resolución indican que el órgano partidario deberá resolver los juicios antes de la fecha límite. De no hacerlo, el Tribunal asumirá el caso directamente, calificando la instancia partidaria como ineficaz para restituir a los militantes sus derechos. Esta situación coloca a la dirigencia actual en una posición de extrema vulnerabilidad, con el reloj en contra y la presión aumentando.
La próxima semana será decisiva para el futuro del PRI y de Alito Moreno. Si la Comisión de Justicia Partidaria no actúa con prontitud y eficacia, el Tribunal Electoral tomará las riendas, lo que podría marcar el fin del liderazgo de Moreno y abrir la puerta a una renovación profunda dentro del partido.
La pregunta que queda es si el PRI podrá aprovechar esta crisis para resurgir como una fuerza política renovada o si continuará su camino hacia la desintegración.
Lo esperamos el lunes en este su espacio favorito de Redes Ciudadanas. Excelente fin de semana.
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