Pos pareciera que la cronología de incumplimientos y promesas vacías en torno a la construcción de la Torre Centinela en Ciudad Juárez es un claro ejemplo del desdén con el que ciertas empresas, en connivencia con autoridades gubernamentales, manejan a su antojo los recursos públicos y la confianza de la ciudadanía.
Y es que desde aquel lejano agosto de 2022, cuando la gobernadora María Eugenia Campos Galván colocó la primera piedra de este proyecto, hasta la fecha presente, ha transcurrido un lapso considerablemente largo, pues. Lo que debía ser una obra emblemática, prometida para enero de 2024, se ha convertido en una mera muestra de incompetencia y desinterés, dicen los críticos del gobierno estatal.
La empresa Seguritech Privada SA de CV, responsable de la ejecución de esta magna obra, apenas ha iniciado la fase de obra negra, casi dos años después de la puesta simbólica de la primera piedra. ¿Cómo es posible que un proyecto de tal envergadura, vital para la seguridad y el desarrollo de Ciudad Juárez, se vea afectado por tanto retraso e ineficacia?
Para naiden es un secreto, pues, que la construcción, igual que la puesta en marcha del transporte semimasivo en Juárez, haya sido en tiempos electorales. Una burla, dicen por ahí.
La Torre Centinela, concebida para albergar servicios de seguridad y videovigilancia, pues, se inscribe en un contrato millonario por cinco años, otorgado por adjudicación directa a Seguritech Privada. Sin embargo, más allá de los compromisos asumidos, la empresa no solo ha incumplido con los plazos de construcción, sino que tampoco ha logrado cumplir con la instalación de 8 mil cámaras de videovigilancia y la habilitación de Subcentros, elementos fundamentales para el funcionamiento efectivo del proyecto Centinela.
Las excusas y justificaciones por parte de las autoridades no hacen más que agravar la indignación ciudadana. El Gobierno del Estado ha minimizado el retraso, pero la realidad está ahí, con dos años de retraso.
La destitución de Luis Ricardo García Fierro, titular de la Subsecretaría de Plataforma Centinela, ante la falta de resultados y el retraso en la implementación de la infraestructura tecnológica, es solo un parche en un problema sistémico de corrupción e ineficiencia.
Es necesario, pues, que las autoridades asuman su responsabilidad y que las empresas contratadas sean sujetas a una rigurosa fiscalización.
La opacidad y el derroche de recursos en proyectos como la Torre Centinela son una afrenta a la ciudadanía y un obstáculo para el progreso de Ciudad Juárez. Es hora de exigir transparencia y rendición de cuentas en la gestión de proyectos públicos.
Por eso somos los rompenueces.