Redacción
Organizar un Mundial de Fútbol requiere de mejorar varios aspectos en la ciudad sede como medios de transporte e infraestructura, que sirven para hacer grata la experiencia de los visitantes; además, aunado a estos cambios se crean empleos. Sin embargo, este proceso también puede ser el marco de abusos, como los que sufrieron trabajadores migrantes en Qatar 2022.
Amnistía Internacional recopiló datos que muestran cómo fueron violados los derechos humanos de los trabajadores migrantes procedentes de Bangladesh, India y Nepal, contratados para colaborar en la construcción de los estadios de la justa mundialista.
Entre las problemáticas que enfrentaron se encuentra explotación laboral, retraso en el pago de sus salarios, dificultades para abandonar el país, malas condiciones de vida, entre otras.
¿Cuál fue la tragedia de los migrantes que trabajan en Qatar 2022?
Uno de los primeros hallazgos fue que los migrantes pagaron comisiones muy elevadas para poder trabajar. Es decir, según la tarea que hicieran tenían que entregar una parte a los contratistas; las sumas iban desde los 500 hasta los 4,300 dólares.
Además, los abusos de los contratistas escalaron al grado de proporcionar a los trabajadores habitaciones de dimensiones reducidas. De tal manera que en espacios aptos para cuatro personas llegaban a vivir aproximadamente ocho hombres. No obstante, al hacinamiento se sumó la falta de higiene y seguridad.
Trabajo sin sueldo
De acuerdo con los trabajadores migrantes en Qatar, se les mintió sobre los salarios que iban a recibir y la clase de labor a realizar. Asimismo, acusaron que los pagos de los ya reducidos montos llegaron a retrasarse por varios meses. Situación que les impedía pagar su comida o enviar dinero a su familia.
La investigación de AI, reveló que agentes de contratación prometieron a los migrantes pagar 300 dólares al mes, pero al recibir su primer salario eran solo 190 dólares.
Sin embargo, los reclamos no surtieron efecto pues los trabajadores fueron ignorados y en algunos casos hasta amenazados con quitarles la visa y ser deportados a sus países de origen.
Cero posibilidades de abandonar la sede mundialista
Para los migrantes, pensar en abandonar su trabajo era sinónimo de correr el riesgo de ser encarcelados. Los empleadores no expedían o no renovaban los permisos de residencia, por lo que los trabajadores no podían abandonar los campamentos en los que vivían, a menos de que quisieran aventurarse a recibir una multa o ser prisioneros.
En cuanto a las condiciones de trabajo, Amnistía Internacional reportó que en varios casos era forzado y en situaciones de peligro, pues nos los proveían con el equipo necesario para llevarlo a cabo.