Pos no hay naiden que ponga un estatequieto a la violencia, ejecuciones por aquí y por allá, encobijados, disparos, una familia acribillada y ataques en negociaciones, y resulta y resalta que no hubo un solo detenido, a pesar de todo el trafiquerío en las calles de patrullas llenas de polis municipales, estatales, de la Guardia Nacional y hasta del mesmo Ejército Mexicano.
Y es que las alarmas se encendieron desde la noche del domingo, cuando agentes de la Coordinación General de Seguridad Vial comenzaron a notar que había, como les dicen el argot policíaco, muchos meneados llegando al concierto llevado a cabo en Las Torres, con el artista del regional mexicano, Alfredo Olivas, a quien le gusta andar haciendo apología al narco.
Pos una semana antes, en la ciudad de Chihuahua, el cantante pagó la garantía económica de 674 mil pesitos que le fueron retenidos, luego de que cantara cinco canciones del narcotráfico. En el ayuntamiento del Reglamento de Diversiones Espectáculos Públicos para el Municipio de Chihuahua prohíbe, hay que decirlo así, alabar al crimen organizado.
Pos, como explicábamos, había muchos malandros y afuera en el estacionamiento se sucitaron algunas broncas, que aparentemente eran normales, al calor de las copas. Algunos grupos se hicieron de dimes y diretes sin que pasara a mayores, debido a la vigilancia implementada por la Poli municipal.
Pos extrañamente el concierto se terminó cerca de las 4:00 de la mañana, oséase dos horas de más de lo que está permitido. Ni las autoridades municipales, pues, ni Gobernación Estatal, metió las manos para hacer cumplir la ley, ni con las indirectas de la narcomúsica, y menos con la venta de cerveza bien fría que se vendió como pan caliente en invierno.
La broncota vino con el paso de las horas. Dicen y aunque no nos consta, pero parece que así fue, esas rencillas comenzaron a cobrar víctimas desde la madrugada hasta ya entrada la tarde de ayer. La música les calentó la sangre, pues.
Fue un inicio de semana muy violento y en medio de todo ese baño de sangre, pos el Fiscal Estatal, César Jáuregui, dijo que las ejecuciones iban a la baja, y una vez más, el tiro le salió por la culata. No es la primera vez que don César, quien por cierto fue uno de los acusados de recibir sobornos y pos que hasta reconoció haber cobrado “apoyos” del exgobernador César Duarte, se le viene a la mente decir ese tipo de cosas.
En abril dijo lo mismo y el mes siguiente le fue como en feria con las cifras de los homicidios. Los funcionarios del estado, encargados de llevar a cabo las investigaciones, siguen por mesmas, sin lograr desarticular a las bandas que han vuelto a Juárez una zona de guerra desde años.
Los operativos implementados con bombos y platillos, como le gusta la gobernadora Maru Campos, han sido todos, inservibles, y nomás andan viendo cómo hacer negocio con la seguridad, y un ejemplo de esto, es la mentada Torre Centinela con la que se van a cuajar en dinero.
Por eso somos los rompenueces.