Pos la cosa se pondrá buena en el Congreso este lunes. Los diputados están a punto de decidir sobre un tema que va a levantar polvo: se trata de dejar sin efecto todos los amparos contra la reforma judicial, una jugada que, en palabras de sus impulsores, busca “clarificar” que no se puede impugnar una reforma a la Constitución. Esto significa que si se aprueba, ya no habrá manera de interponer amparos ni controversias constitucionales contra cambios a la Carta Magna.
Y es que la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, pues, ya se declaró en sesión permanente y esta tarde comenzará la discusión. La decisión viene tras un fin de semana de maniobras: el domingo, la comisión aprobó un orden del día, pero hubo algunos roces porque la secretaria de la comisión cometió un error, y no dio tiempo a todos los partidos para presentar sus opiniones. Esto causó que la sesión se alargara, y aunque hubo tensión, al final acordaron que el debate se retomará este lunes.
¿Por qué tanto revuelo? Pues resulta que, aunque los legisladores de Morena dicen que esta medida es para dar claridad a las reformas, los opositores —como Noemí Luna, del PAN— están que trinan. Ella y otros miembros de la oposición dicen que este cambio es de los más peligrosos. Aseguran que Morena y sus aliados han hecho cambios a la Constitución a una velocidad nunca antes vista en México desde que entró en vigor en 1917. ¿Para qué? Para consolidar lo que ellos llaman la Cuarta Transformación. De hecho, en menos de un mes, han aprobado reformas a 30 artículos de la Constitución, lo cual no tiene precedente, cambios que a la larga, se asegura, traerá beneficios a México.
Y es que la esencia del debate radica en que, si se aprueba esta modificación, los jueces y magistrados del Poder Judicial ya no podrían intervenir en decisiones constitucionales. Esto ha puesto a los trabajadores del Poder Judicial, en especial a jueces y magistrados, a la defensiva, pues ellos alegan que esta reforma no solo afecta su trabajo, sino que también podría poner en riesgo el equilibrio de poderes. Sin embargo, también es cierto que muchos de ellos tienen grandes beneficios económicos que, de aprobarse la reforma, podrían reducirse o incluso desaparecer. Ahí está el detalle: el tema de los “privilegios” que tanto se ha criticado en estos sectores del Poder Judicial.
Resulta y resalta que la bancada de Morena, encabezada por Leonel Godoy, asegura que esto es para bien, que México necesita un sistema en el que las reformas constitucionales no sean cuestionadas porque, dicen, eso entorpece el avance de las grandes transformaciones que el país necesita. Pero para la oposición, como Rubén Moreira del PRI, este tipo de medidas solo generan “veneno” para la República. Moreira y otros líderes de la oposición temen que Morena esté aprovechando su mayoría para moldear la Constitución a su antojo, sin tener en cuenta las implicaciones a largo plazo para la democracia mexicana.
Y mientras el debate sigue, fuera del Congreso las críticas también van en aumento. Algunos ciudadanos y organizaciones ven esto como un intento por “amordazar” al Poder Judicial y asegurar que cualquier reforma promovida por la Cuarta Transformación no tenga marcha atrás. En pocas palabras, la preocupación de muchos es que, si hoy se aprueba este dictamen, en el futuro nadie podría cuestionar las reformas a la Constitución, incluso si van en contra del bienestar público o de los derechos humanos.
A pesar de las críticas, los aliados de Morena están confiados en que la reforma será aprobada, así que el debate de este lunes promete ser uno de los más intensos. Los legisladores de oposición han advertido que no se quedarán callados y están listos para dar la batalla en defensa de lo que consideran una “República justa y balanceada”.
Entonces, ¿es esta reforma un paso hacia el fortalecimiento de la Cuarta Transformación o un golpe a los derechos constitucionales de los mexicanos? Pronto lo sabremos, pero una cosa es segura: este lunes los reflectores están en el Congreso, y el resultado de esta sesión podría cambiar el rumbo de México.
Por eso somos los rompenueces.