El asesinato de su esposo a manos de las pandillas la llevaron a abandonar su país en busca de mejores oportunidades de vida para ella y sus dos hijos.
Procedentes de El Salvador, una madre y su hija recurren al buen corazón de los juarenses en lo que la vida les mejora, luego de siete largos meses de surcar todo el país hasta llegar a esta frontera con la intención de pedir asilo en los Estados Unidos.
Sandra Maritza Ayala, llegó a Ciudad Juárez el pasado 22 de diciembre, por lo que tuvo que pasar la noche buena, además de recibir el 2022 en la calle, ante la falta de un techo en donde protegerse de los fuertes fríos de la temporada, y que hoy, tres meses después de su arribo, a diario sale a la calle para colocarse en uno de los cruceros mas transitados para recurrir a la bondad de los juarenses, en lo que las autoridades estadounidenses resuelven su solicitud de visa para ella y sus dos hijos.
“Llegamos a Juárez el pasado 22 de diciembre luego de una travesía de siete meses desde Usulután, El Salvador, de donde tuvimos que salir por la inseguridad que prevalece en nuestro país, y en donde no hay justicia”, señaló al ser abordada en el crucero de Costa Rica y Pérez Serna, en donde con carteles en mano pide la ayuda a los automovilistas.
“ Tengo dos hijos, uno de 17 y una menor de 11 años, y fue por ellos que decidimos salir de El Salvador, luego de que la policía asesinara a su padre, y es que la violencia en El Salvador, arrasa con delincuentes y con inocentes bajo el pretexto de imponer la justicia, y eso fue lo que le pasó a mi esposo, quien cayó en manos de la policía, y sin delitos de por medio fue asesinado”, agregó.
Con cierta melancolía en los ojos, Sandra Maritza Ayala, mencionó con un dejo de tristeza, “Es triste lo que pasa en nuestro país, y ante la posibilidad de que mis hijos fueran reclutados por la Salva Maratrucha, es que decidí aventurarme a llegar a los Estados Unidos para solicitar una visa humanitaria en consideración de que, en Centroamérica, y concretamente en El Salvador, no existen las condiciones para vivir”.
Indicó que cuando les va bien y obtienen lo suficiente rentan un cuarto en donde pasar la noche, pero que hay ocasiones en que nos les es suficiente y terminan por quedarse en cualquier rincón de cualquier calle, con los riegos que ello representa.
Añadió que durante unos días estuvieron en un albergue ubicado en Anapra, en donde les cobraban 200 pesos diarios por alimentos y un techo, sin embargo, dijo, que ahí eran objeto de maltrato y de discriminación de parte de los encargados, razón por la que decidieron salir a las calles a buscar mejor fortuna.
De retirada, manifestó que el Consulado de los Estados Unidos ya le pidió los documentos requeridos para atender su solicitud de visa humanitaria, y que la cita es para el mes de mayo, y que espera una respuesta favorable, sin embargo, dijo que, de no ser así, con mucho gusto adoptará la ciudadanía juarense.
