Pos finalmente la decisión de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) confirmó la candidatura al Senado de Javier Corral Jurado, exgobernador de Chihuahua, y de paso generó un importante debate en el ámbito político y jurídico del estado, con un mínimo impacto en el terreno estatal, pues. La disputa se centró en la impugnación presentada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que cuestionó la elegibilidad de Corral al argumentar que no cumplía con los requisitos constitucionales para ocupar dicho cargo público.
El principal argumento del PRI, pues, se basó en la supuesta falta de elegibilidad de Corral debido a su doble nacionalidad, situación que, según el partido, lo hacía inelegible para ser candidato al Senado de la República. Sin embargo, la resolución del TEPJF, aprobada por unanimidad y fundamentada en el proyecto del magistrado Felipe Fuentes, desestimó estos argumentos al considerar que Corral no había actuado de manera voluntaria para adquirir la ciudadanía estadounidense.
Resulta y resalta que el proyecto respaldado por la Sala Superior sostuvo que Corral es mexicano por nacimiento y que la posesión de doble nacionalidad no constituye un impedimento para su participación en el proceso electoral. Esta decisión se fundamenta en el hecho de que Corral renunció a la protección estadounidense en 1991 y que, por lo tanto, no puede considerarse que haya mantenido una lealtad dual.
Y es que es importante destacar que, si bien la decisión del TEPJF favorece a Corral y ratifica su candidatura al Senado por el partido Morena, el magistrado Reyes Rodríguez planteó una observación relevante respecto al plazo establecido por el Instituto Nacional Electoral (INE) para la presentación del certificado de nacionalidad por parte de personas con doble ciudadanía. Según Rodríguez, el INE otorgó hasta el 2 de junio como fecha límite para presentar el documento, lo que podría generar cierta incertidumbre en el proceso electoral.
En este sentido, la resolución del TEPJF no solo tiene implicaciones para la candidatura de Corral, sino que también plantea interrogantes sobre la interpretación y aplicación de la legislación electoral en casos de ciudadanos con doble nacionalidad. Además, resalta la importancia de garantizar la certeza y transparencia en los procesos electorales, así como el respeto irrestricto a los derechos políticos de los ciudadanos.
Algunos actores de Chihuahua hubieran preferido ver achicharrarse al exmandatario, pero no fue así. La confirmación de la candidatura de Javier Corral al Senado por parte del TEPJF refleja la complejidad de los asuntos legales y políticos que rodean el proceso electoral en México. Si bien se ha ratificado su elegibilidad, queda en evidencia la necesidad de clarificar y fortalecer las normativas relacionadas con la participación política de personas con doble nacionalidad, a fin de evitar controversias futuras y garantizar la equidad en la competencia electoral.
Por cambiando de tema, tras el video dado a conocer en el Senado de la República en el que se muestra a Juan Pablo Sánchez Gálvez, hijo de Xóchitl Gálvez insultar y lanzar patadas a un presunto cadenero en un antro de Polanco, Juan Pablo Sánchez Gálvez renunció a su cargo como Líder de Redes de Jóvenes, y seguramente, por el quemón, debió haberle restado más punto a su mamá.
El hijo de la candidata presidencial indicó que asume las consecuencias de sus actos y aclaró que sucedieron hace un año, lo que no deja de ser penoso para los prianistas, porque así se comportan muchos.
Ansina que ayer en el Senado de la República, se exhibió el material gráfico al hijo de la candidata presidencial protagonizando el incidente lamentable en un antro de Polanco, en la capital del país. Este vergonzoso espectáculo, que tuvo lugar hace un año pero que recién ha salido a la luz pública, revela una faceta de la política mexicana que deja mucho que desear: el clasismo descarado y la impunidad de ciertos privilegiados.
En las imágenes, se puede observar al hijo de la candidata, aparentemente en estado de ebriedad, lanzando insultos y patadas a un presunto cadenero del establecimiento. La escena es un retrato vivo de la prepotencia y la falta de respeto del prianismo hacia quienes desempeñan trabajos considerados de menor estatus social. Es indignante ver cómo un individuo, por el simple hecho de ser hijo de una figura política prominente, se siente con el derecho de comportarse de manera abusiva y despectiva hacia otros seres humanos.
Las disculpas ofrecidas por Sánchez Gálvez, aunque necesarias, no son suficientes para justificar su comportamiento. Su declaración de que esto ocurrió hace un año no lo exime de responsabilidad ni borra el daño causado.
Lo más preocupante es el mensaje que este incidente envía a la sociedad: la idea de que existen personas que están por encima de la ley y que pueden comportarse de manera irresponsable sin enfrentar las consecuencias. La impunidad con la que actúan ciertos individuos en la esfera política solo contribuye a perpetuar la desigualdad y la injusticia en nuestro país.
Ya no me ayudes, hijo, debió haber dicho su mamá.
Por eso somos los rompenueces.
