Pos ayer Teto Murguía volvió a ser noticia, un infarto ocurrido en la tarde del domingo pasado, lo llevó a la sala de urgencias en la vecina ciudad, y pos ayer a las 10:30 de la mañana fue reportado su fallecimiento. Fue polémico hasta el tuétano, priista de corazón, cuando el PRI no estaba podrido, además de no tener pelos en la lengua, y se le recordará por ser un político práctico, de los de la vieja guardia.
Esa virtud, “haiga sido como haya sido”, una frase de la que nunca se desprendió, pasará a la historia por haber puesto fin a la violencia en Juárez, cuando la ciudad atravesaba sus peores momentos en los tiempos de Felipe Calderón y Genaro García Luna, aliados de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Cuenta la historia, que empresarios de esta ciudad, unos que se habían ido a El Paso y otros que prefirieron resistir en su tierra, lo apoyaron en la campaña con el compromiso de bajar la delincuencia, pues las extorsiones eran el pan de cada día, y como siempre, los federales eran señalados por andar cobrando matando gente y cobrando cuotas.
Murguía estuvo al frente de la alcaldía en dos periodos, el primero de ellos fue el más difícil, el de 2010-2013, porque la violencia se había desatado en el trienio de José Reyes Ferriz, que fue sobresalió como el único Gobierno Municipal del país que canceló el evento público de El Grito de Independencia, justo en el bicentenario, en el 2010.
Eran los últimos meses del gobierno de Ferriz y la ciudad llevaba dos años en guerra, con miles de empleos perdidos, cientos de empresarios que se fueron de Juárez y otras miles de familias, que ante la violencia, prefirieron salvar el pellejo y regresar a sus lugares de origen.
En su toma de protesta juró que iba a terminar con la violencia y lo primero que hizo, junto con algunos empresarios fronterizos, fue entrarle, como dicen, al toro por los cuernos. Eran tiempos en los que la llamada Limpia dejaba diario diez muertos, y pos las y los juarenses que no les quedaba otra que vivir y trabajar aquí, estaban temerosos por lo que veían a diario en las calles de la ciudad.
En enero de 2011, Teto y los empresarios se entrevistaron con un personaje que acababa de ser jefe policíaco en Tijuana, y era hartamente conocido en el país por traer a raya a los narcotraficantes: Julián Leyzaola. Hubo negociaciones durante los dos primeros meses de ese año y pos la verdad, nunca se reveló el sueldo real de ese personaje, porque también de manera extraoficial los reporteros de la fuente de Gobierno sabían que los empresarios se habían comprometido a darle varios cientos de miles de dólares si lograba frenar a los delincuentes.
Pasó un año, diiiiicen que había órdenes de regresarle la tranquilidad a las familias fronteriza, a costa de todo, porque eso, decía Teto, “háganle como quieran y puedan”, pero terminemos con todo, pues, y pos así fue, en trece meses las ejecuciones disminuyeron en más del 90 por ciento.
En los últimos meses había vuelto a la escena pública, a sus 70 años, el priista dejó de ser priista y buscó un candidatura por Morena, “renunció” al PRI, digamos que al nuevo PRI, al PRI de Maru Campos. No se le logró la candidatura por la Senaduría, ni con panorámicos ni con billetes, pero dijo que aún así iba a apoyar a la 4T “porque era la mejor opción”, y porque “era izquierdista”, algo que seguramente ni él se creyó.
Su presencia en la política juarense y en la del estado, ni cómo negarlo, marcó una época.
Por eso somos los rompenueces.