Su preparación académica, conocimientos y gran capacidad de razonamiento, generaron que Aurelio Páez Mottley, fuera reclutado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
Ciudad Juárez, Chihuahua (ADN / Martín Orquiz) – Aurelio Páez Mottley, de 42 años, pasó su niñez, adolescencia y juventud entre Ciudad Juárez, Chihuahua, donde vivían sus abuelos, y El Paso, localidad de Texas en la que residía y trabajaba.
Al crecer, su preparación académica, conocimientos y gran capacidad de razonamiento, generaron que fuera reclutado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
De hecho, es uno de los encargados del área que determina los materiales a utilizarse en las naves espaciales, incluida la que será lanzada el próximo 29 de agosto en la Misión Artemis 1, la primera no tripulada del programa estadounidense de retorno a la luna.
Con este proyecto, la NASA llevará a la primera mujer y a la primera persona de color a la luna y establecerá una exploración a largo plazo, en preparación para viajes a Marte, indica información de la agencia de Estados Unidos.
El hecho de que Aurelio sea parte angular de ese trabajo hace que su padre, el juarense Aurelio Páez Varela, se sienta orgulloso, pero no únicamente por su progreso profesional, sino porque venció barreras de discriminación que impedían a mexicoamericanos y a mismos estadounidenses laborar en la NASA.
¿Qué credenciales llevaron a Aurelio hijo a ser reclutado para trabajar en la fabricación de naves especiales? Su padre, en entrevista con A Diario Network, las describe.
Menciona que terminó High School (equivalente a preparatoria) con un promedio perfecto de 4.0 (calificación máxima); luego hizo la licenciatura de Astrofísica, en la que obtuvo un récord de A, después obtuvo otra licenciatura en Física.
Su preparación académica continuó y cursó 2 maestrías: una en Física Cuántica y otra en Matemáticas. Además, posee un doctorado en Ciencias del Material.
Aurelio hijo se dedicaba a dar clases en UTEP cuando, de forma inesperada, llegó personal de la NASA y le hizo un ofrecimiento de empleo, pero lo rechazó; la agencia insistió en reclutarlo, hasta que sus representantes pudieron convencerlo.
“Me gusta vivir aquí, muy cerca de ti, pero me están haciendo una muy buena oferta”, fueron las palabras que Aurelio padre escuchó de parte de su hijo antes de irse, hace 5 años.
Cuenta que su vástago no es muy específico al contarle acerca del trabajo que hace porque, la mayoría, es un secreto, pero sabe que es uno de los encargados de que la misión tenga los materiales necesarios para darle seguridad tanto a la nave, como a los eventuales ocupantes.
Aurelio hijo maneja y analiza materiales extraídos de la naturaleza, además de aleaciones y otros muchos compuestos creados por el ser humano, así que se encarga de establecer cómo se van a comportar en el espacio exterior.
Hace algunos años, los expertos de la NASA eran personas adultas, de hasta 70 años, pero la administración de Donald Trump comenzó a reclutar talento más joven, a las nuevas generaciones, y buscaron a gente capacitada, como lo es Aurelio.
Antes, dice Aurelio padre, la NASA contrataba sólo a extranjeros que cobraban menos dinero, era difícil que reclutaran a estadounidenses, más si eran de origen mexicano.
¿Y cómo se siente de qué, su hijo, haya alcanzado tales alturas y roto esos convencionalismos?
“Cómo podría decirlo, pues como padre me siento bien orgulloso de que un mexicano, y más que todo que sea mexicano, y verlo triunfar, sobre todo por el despreció que ha habido en contra de los mexicanos en Estados Unidos”, responde.
Aunque Aurelio hijo nació en El Paso, como la mitad de los hijos de familias juarenses, su origen es mexicano y ahora trabaja en proyectos importantes, no únicamente para Estados Unidos, sino para la humanidad.
“Es un muchacho un tanto excéntrico en su forma de ser, pero es un genio”, remata con la satisfacción reflejada en la voz.
