Pos muchos magistrados y jueces federales, tal nos lo hacen saber con sus actitudes, están coludidos con las mafias del poder. En México las cosas andan tan mal, pero tan mal, con el Poder Judicial, que se están extralimitando con sus decisiones en contra del pueblo.
El último caso fue el de la jueza Cecilia Crokman, encargada del despacho del Juzgado de Primera Instancia Penal del Distrito Judicial de Hidalgo, con sede en Iguala, Guerrero, que se aventó el tiro de ordenar la liberación del capo Héctor “El Güero” Palma «en un plazo no mayor a media hora».
La transota fue el 17 de mayo y pos afortundamente, la Fiscalía General de la República (FGR) ya le tenía por otro caso una orden de aprehensión al compadre de “El Chapo” Guzmán. Es insultante y vergonzoso que un guardián de la Constitución se entregue de esa manera al crimen organizado, y no vayan a querer salir con su cantaleta, como decía don Teofilito, que la jueza “actuó de buena voluntad”, porque detrás de esa acción, seguramente hubo unos billetazos de por medio, que no se haga Cuquis el Poder Judicial.
En Chihuahua no se cantan mal las rancheras, nunca se han cantado mal, al contrario, los jueces andan por las mesmas. Hoy vamos recordar solo un caso, que es el del juez Marco Antonio Palma Meléndez, un hombre que dice ser honorable, pero eso no se lo cree ni sus mesma familia, pues.
Don Marco Antonio, juez de Control de Distrito Judicial Galeana, tuvo la osadía de liberar a siete presuntos sicarios hace más de un año, detenidos por el asesinato de dos agentes ministeriales durante una emboscada en Janos. Exactamente fue el día 19 de abril en una audiencia en la que decretó su captura como “no legal”.
Palma Meléndez, el juez que se dice limpio de culpa, pero que de buena persona no tiene nada, sostuvo que los protocolos de aprehensión no se cumplieron cabalmente, además de considerar un amparo promovido por incomunicación de uno de los detenidos. Los jueces, ya sea estatales o federales, están actuando de mala fe, porque los sicarios tenían en su posesión 400 mil pesos, drogas y armas de uso exclusivo del Ejército.
Nadie en su sano juicio, se le ocurriría una trastada de éstas. La detención de los delincuentes fue el 16 de abril de 2022 a la altura del kilómetro 238 de la carretera Janos a Nuevo Casas Grandes, durante un operativo desplegado tras la emboscada en la que fueron ejecutados el Primer Comandante Emmanuel Ezequiel Ortiz Fierro y el agente Gil Manuel Malo Solano, de la Fiscalía de Distrito Zona Noroeste.
Justo ayer en la Mañanera, se presentaron varios casos de jueces que actuaron mal, en contra del pueblo, entre los señalados, por cierto, está Norma Piña, quien al parecer, ya se le subieron los sumos a los cachetes desde que es la jefa de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
También este martes, el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier Velazco, aseguró que en México toda institución o Poder de la Federación se puede modificar bajo el amparo de la democracia, declaración hecha en el marco de la propuesta de reforma que propone que los ministros de la Corte sean elegidos por votación popular. ¡No son intocables y no pueden ir en contra del pueblo!
Lo que ha propuesto Mier, uno de los políticos con más inteligencia y simpatías en Morena, es muy interesante, porque va a propiciar una profunda reflexión sobre un tema que es de interés nacional y tiene que ver con la democracia mexicana.
El inicio de los conversatorios sobre este tema llevará a precisar las atribuciones y facultades que puedan garantizar el equilibrio republicano de los tres poderes en México. No se trata, pues, de debilitar alguno de los poderes de la Nación, sino de fortalecerlos.
La propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador que pretende modificar el procedimiento de elección de los ministros de la SCJN, para que sea el pueblo quien pueda elegirlos, es de avanzada y progresista.
Atrás deben quedar los tiempos de los dedazos y en los que las mafias de poder deciden en asuntos tan delicados para el país. Solo el pueblo puede salvar al pueblo, que no nos quede duda de eso. No son intocables, señores ministros.
