El Banco de México (BdeM) siguió el guion que el consenso del mercado tenía sobre la antepenúltima decisión de política monetaria del año y dejó su tasa de referencia en 11.25 por ciento, por cuarta ocasión consecutiva, pero elevó sus expectativas de inflación en el futuro.
Con decisión unánime, la Junta de Gobierno del banco central mexicano se mostró prudente, pues aunque la inflación general y subyacente, la que determina la trayectoria de la inflación en el mediano y largo plazo, siguieron descendiendo de manera anual, ambas se mantuvieron elevadas al situarse en la primera quincena de septiembre en 4.44 por ciento y 5.78 por ciento, respectivamente.
Asimismo, aumentó sus previsiones sobre la inflación, pues para el cuarto trimestre de 2023 espera una tasa de 4.7 por ciento, en lugar de 4.6 por ciento previo; asimismo, en el primer cuarto de 2024 avanzaría 4.4 por ciento en lugar de 3.7 por ciento. En tanto, el nivel más bajo de la meta de inflación (3.0 por ciento) se alcanzaría en la primera mitad de 2025.
El Banco de México añadió que la mitigación de los choques derivados de la pandemia y del conflicto geopolítico, junto con la postura de política monetaria, han contribuido a la trayectoria descendente de la inflación. No obstante, los efectos de los choques siguen incidiendo sobre la inflación, sobre todo en el componente de servicios, en un entorno de actividad económica más resiliente a lo que anteriormente se anticipaba.